jueves, 29 de noviembre de 2012

A LA MIERDA TAMBIEN LA NAVIDAD.

He ido a buscar un par de cosas a un súper de mi nuevo barrio y he regresado cargada, no sé muy bien si de tristeza, de rabia, de indignación, de desesperanza...o de todo al mismo tiempo. Han bastado quince minutos para arruinar un día entero razonablemente bueno.

El monotema en todos los pasillos y en las colas de las cajas: las jodidas navidades. Pero este año especialmente jodidas. A mi no me gustan en absoluto desde que empecé a pensar por mi cuenta y descubrí el negocio que era para algunos y la impostura a la que nos obligaba a otros, a pesar de que la presencia de niños, los míos en este caso, le han aportado cierta alegría y cierto aroma a la infancia propia. Pero ni así he conseguido reconciliarme con estas fechas, aunque respeto que haya quien las disfrute e incluso que haya personas cuya fe las revista de algo especial, sin embargo yo no puedo apuntarme a ninguna de las dos. A partir de los doce años, más o menos, han sido motivo de reuniones poco o nada deseadas, de imposiciones y sonados desencuentros y de una de las frases que más he odiado durante toda mi vida, aquello de "qué bien que estamos todos". Mentira cochina, nunca estábamos todos, siempre faltaba alguien, casi siempre importante para mí -para los demás...a saber- y encima los que estábamos no estábamos tan bien.

Como desde muy pronto he vivido fuera de la casa familiar, recuerdo que había momentos en que, ilusa de mi, era capaz de esperar la llegada de esos días con ganas, deseando ver a los que quería, del mismo modo que lo hacía en los puentes o en las vacaciones de verano, pero a diferencia de esas otras ocasiones, en estas siempre, siempre, siempre acababa por estropearse todo y decepcionarme nuevamente. Con los años entendí que el motivo era algo tan sencillo como la educación recibida, sí. A mi, a los míos, a todos, en este país, como en otros de la misma confesión, nos han educado en la creencia -que la vida se encarga de desmontar- de que la Navidad es algo maravilloso, aquello de que rebosa paz y amor. Días en que las familias se unen y se aman, los vecinos se sonríen, se felicitan y se aman. Las cajeras, los taxistas, el personal de limpieza, el sanitario, el perfecto desconocido de la barra del bar...tooooodos nos deseamos las mejores cosas, estamos encantados de vernos, de conocernos y dale otra vez, de amarnos...Y además celebramos el nacimiento de un dios, en el que unos creerán y otros no. Y gastamos lo que no tenemos, para hacer regalos improvisados a personas a quien no veríamos siquiera si no fuese "obligado" y recibimos nuestros presentes, la mayoría sin que nos gusten, con gestos de júbilo. Hay quien incluso es capaz de zamparse el mensaje real sin vomitar o los de los políticos sin cagarse en sus muertos...

Comemos más de lo necesario, a precios prohibitivos, bebemos en exceso -lo cual sí está bien, porque sin anestesia sería mucho peor de soportar-, también a precios de escándalo, nos atizan hiperglucemias, hipercolesterolemias, hipertensiones, multas por conducir ébrios, hostias en el coche por lo mismo...Vamos a fiestas carísimas donde nos venden mierda para beber...o no, pero que siguen siendo una mierda de fiestas.

Jugamos a una lotería carísima que nunca nos toca, nos disfrazamos más que en carnaval, engordamos, nos salen hasta granos de tanto desmadre sin sentido. Hacemos que nos encanta cenar con los compis de trabajo de los que estamos hasta los ovarios y no digo ya nada de los jefes, que para qué. Y luego están las cenas con amigos, que acaban por dejarnos el bolsillo tieso y el gesto helado, porque a ver...todo el año para quedar y al final lo hacemos cuando es más difícil encontrar mesa, el menú se dispara y todo el mundo vocifera, que no canta, los mismos putos villancicos. Vaya, una idiotez, porque estaríamos mucho mejor en primavera y en una terraza, fumando y cenando tan ricamente a precio razonable.

Voy a ir echando el freno, para no seguir con el despilfarro en iluminación, adornos varios, musiquilla insoportable por las calles, corteingleses, plazasmayores, chiringuitos de belenes, árboles cortados (que algunos bestias quedan)...y demás aderezos de las fiestas más infumables que imaginarse puedan. Para mi, insisto.

Y dicho todo esto, que no he podido, no, que no me ha dado la gana de callar, lo de hoy ha sido ya el remate. Ver a tanta gente agobiada, lamentando lo mal que están las cosas, que no llegan a fin de mes y muchos ni a la primera semana...y aun así empeñándose en que la navidad no pierda su falsa cara de armonía, que a la mesa lleguen los mejores manjares posibles y que a nadie falte su regalo, aunque enero haya que pasarlo a pan y agua o a agua y contenedor, como ya se ve a mucha gente, me ha puesto fuera de mi, así que este año...al menos para poner freno a algunas cosas, tendré todos loa argumentos y pienso utilizarlos.

A la mierda también la navidad.

NI DE COÑA

Música clásica para el relax del alma, el teclado para que la conexión cerebro-corazón-manos deje salir lo que quiera y el mismo lado del sofá -aunque ya no sea el mismo sofá-, para que estos pequeños pies de barro descansen y entren en calor, bien abrigados en unos calcetines de lana, hechos a mano por mi abuela Aurora.

He tenido que salir de casa inesperadamente y ya puesta en marcha me he acercado a la playa y me he regalado un paseo, descalza!, por la arena mojada. Ha sido tan absolutamente placentero, a pesar del frío, el poder disfrutar de todo el recorrido para mi sola -ni un alma, ni una gaviota, ni la sirena de un barco-, que si ya el día había comenzado bien, este rato lo ha hecho casi perfecto.

No estoy bien, me cuesta poner en funcionamiento los mecanismo necesarios para que la alegría no sea tan efímera como lo es últimamente, pero también de los frenazos vitales hay que sacar energías. La reflexión, el silencio, el dolor, la soledad, el miedo...pueden, deben ser fértiles y lo son, al menos para mí ahora y casi siempre. Aunque me he dado cuenta de que añoro más de lo que creía el amor adulto, conflictivo, perverso a veces, pero que da calidez a la rutina, ternura a las noches insomnes...Echo de menos la mano en mi hombro y el gesto de "venga, va, que tu puedes", el abrazo al cruzar la puerta, la certeza de sentirse querida... La pasión del encuentro, el deseo compartido, en cambio, no tanto, porque realmente eso es mucho más fácil de encontrar. Pero bueno, la vida sigue, los días con sus noches se suceden inevitablemente y al final, lo que importa, es no dejar de quererse una misma, que después de todo es lo único que nos pondrá a salvo de otro deseo mucho más dañino y traidor: el de rendirse. Y en días como este, rendirse?...Ni de coña!!!

martes, 27 de noviembre de 2012

ellas, yo, los sentidos

UNA VEZ...hace mucho tiempo, amé a una mujer -en realidad fue la primera- de cabello como el cobre envejecido, que siempre vuelve a mi memoria cuando reveo o reencuentro a Gustav Klimt..., como acaba de ocurrirme ahora mismo -gracias Eva Villar, por la foto-...

Una vez...amé también a una mujer de rebelde, largo y castaño pelo rizo, cuyo recuerdo me invade al sentir el dulzor de algunas manzanas o el amargo poso de una sidra...Otras cosas también, pero no es este el momento ni el lugar para contarlo, que no quiero sacarle los colores...

Una vez...amé a otra mujer de larguísima y lacia melena negra, que compartiendo techo varios años llenó mi nariz de olores de hogar y buen vino...

Una vez...amé a una mujer cuyo pelo era de color ceniza -decían, rubio oscuro para mí-, que me dejó impresa media vida de música, media vida de su olor y su sabor y dos hijos...que nunca permitirán que se pierda...

Y por último, por hoy...una vez -y de esto ya no hace tanto- amé la voz de una mujer de la que, no sé si en otro momento tendré algún recuerdo más tan vívido y dulce como el de aquella mañana en que nos hablamos por primera vez.

En fin, que me encanta mantener todos los sentidos para no olvidar a ninguna.




domingo, 25 de noviembre de 2012

ME REPITO

No me encuentro las ganas...
No me encuentro en esta piel que me dicen que ha empalidecido...
No me encuentro en mis palabras... ni en las de nadie
No me encuentro en los ojos que me miran... ni en los que miro y de esto último no estoy muy segura, que creo que he dejado de mirar
No me encuentro en la música, que ya no me da sosiego alguno
No me encuentro en el mar al que ya no me acerco
No me encuentro en la montaña cuyo ascenso me agota
No me encuentro en los sueños que tuve
No me encuentro en quien amé y se fue
No me encuentro en mis aristas ni en mi impaciencia ni en mis desazones
No me encuentro en estos pies que no me permiten correr
No me encuentro en este pecho sin aire
No me encuentro en el dolor de las manos
No me encuentro en las presencias forzosas ni en las ausencias con las que convivo
No me encuentro tras las gafas ni del otro lado de la puerta
No me encuentro ni en tu calle ni en mi casa
No me encuentro
No me encuentro
No me encuentro
No me encuentro
No me encuentro
No me encuentro
No me encuentro
....
Ni sé como encontrarme.

P.S : Si alguien me encuentra, por favor, que avise.

sábado, 24 de noviembre de 2012

HEMORRAGIA

No es un buen día, en absoluto. La pérdida de alguien querido siempre nos desencuaderna un tanto, como un barco, como un libro, o sea que voy haciendo agua o si se prefiere...con las páginas alborotadas. Sin embargo, en estas horas de duelo y desconsuelo, que como tal las hemos ido pasando el trípode al completo y desencuadernados los tres, todavía me han ido llegando como a flashes  y en diversos formatos, toda una batería de discursos sobre la violencia de género, a cuento, claro, del día internacional contra...etc....y me he quedado exhausta  de ver repetirse los mismos argumentos de siempre y muy poco alguno menos manido y tanto o más importante. Uno tan obvio que no sé como no encabeza la lista de MEDIDAS para combatir el maltrato, porque casi todas las demás van a intentar paliar el daño sufrido -si no hay muerte-, a castigar a quien lo perpetra o incluso a reeducarle, cuando en realidad, mal vamos si no empezamos desde abajo, desde la cuna, EDUCANDO A NUESTR@S HIJ@S en la igualdad, en el respeto, en la no justificación del uso de la violencia en ningún caso, en que entiendan el valor de las palabras, para que ni así puedan herir con ellas gratuitamente...Y eso se hace, en primer lugar, en el seno familiar, cuando l@s niñ@s están formándose, cuando somos las madres y/o padres quienes empezamos a dibujar lo que serán mañana. Luego, desde el mismo instante que acceden a la escuela, sin saber leer ni contar ni vestirse...tienen que aprender a verse iguales como primera asignatura. Y por supuesto hay muchos frentes abiertos que costará vencer...como ciertos medios de comunicación, las terriblemente nocivas consignas religiosas, que a fuer de no tener tanto poder como en otros momentos de la historia como para imponerlas por las bravas, ahora las vociferan más y más alto. Está también, haciéndonos un flaco favor a tos@s, viva todavía alguna generación que nos ha precedido, no sólo silenciando sino dando argumentos para el maltrato a las mujeres. Ah...y los no saben, no contestan, pero educo como lo he visto en mi casa, aunque haya sido viendo llorar a su madre mil veces, como mínimo zarandeada por el "hombre de la casa", etc, etc, etc...Pero todo eso  es susceptible de cambiarse si educamos desde ya....AHORA MISMO, tengan la edad que tengan nuestr@s hij@s. No vale un empezaré mañana, porque mañana puede ser tarde para muchas mujeres.


(Mis disculpas si me he dejado llevar por la rabia, por la impotencia e incluso por varias noches de poco descanso, pero esto ha salido a borbotones, como una hemorragia necesaria...que evitase que reventasen mis arterias)

Hasta otro momento más sereno y ojalá nuestra conciencia no nos permita dormir, al menos esta noche, para que vayamos cambiando este horror.



jueves, 22 de noviembre de 2012

PERO SI TU NO...

Barajo mil frases, las pongo en el orden necesario para que conviertan en caricias la distancia, pero si tu no las lees, se hará jirones la piel de mis manos, la piel de mis labios, la piel de las palabras...y el gozoso esfuerzo de incendiar tus sentidos se quedará en vasta y gris ceniza.

Revuelvo las horas y los minutos, con sus segundos correspondientes, haciendo de otro día sin gracia un luminoso arco iris, pero si tu no lo miras...se quebrarán mis pinceles y apenas quedarán cientos de gotas humedeciendo la tierra reseca.

Pongo en orden brazos, manos, sueños, corazón, cabeza, piernas, pies, ideas, espalda, rizos, errores, canas...pero si tu no.....no importa, aunque me apene, que al fin yo sí me quiero,  sí me creo, sí me contento.

Si tu no, yo sí, siempre.







sábado, 17 de noviembre de 2012

TOMAS




El es Tomás, un hombre grande físicamente y un gran hombre. 

Algunas de las  personas que dedican un poco de su tiempo a leer este pequeño blog, que cada vez es menos pequeño -y me refiero al tamaño, no a la calidad de lo escrito, que eso es más discutible- ya le conocen, porque también son mis amigos, aunque debería de decir que Tomás ha sido mucho más que un amigo. Ha sido como un abuelo de madurez, de MI madurez, con lo cual le he disfrutado con toda la consciencia y con todo el placer del mundo. De esas manos que veis, manchadas por el tiempo, han salido infinitos gestos de ternura y sostuvieron a mi hija Leire el primer día de su vida en casa. He compartido con él mantel, siestas en el sofá, partidas de cartas, charlas, incluso estancias en el hospital e incontables abrazos en  momentos muy duros y también en los días más felices.

Tomás es además un navegante de la meseta, un soñador que, con esas mismas manos ha inundado de maravillosos barcos nuestros hogares -el nuestro le bautizamos con su nombre-
. Barcos que construía reciclando los materiales más inverosímiles, para convertirlos en obras únicas, dedicándoles cientos de horas y de paciencia. sentado junto a la ventana de la galería de su casa, con la perra a sus pies y sus pájaros acompañándole.

De imaginación inagotable, con las viejas cañerías de plomo nos maravillaba con fantásticas figuras de ajedrez, de  las que yo tengo un juego que me regaló hace años, de  moros y cristianos y que conservo como uno de mis mayores tesoros. Hace ya mucho que dejó de hacerlo, porque el fundido y filtrado del plomo, a pesar de usar mascarilla, hacía polvo sus maltrechos pulmones, heridos de muerte desde sus años en las voladuras de las montañas de Jaca y cuando ya tampoco le era fácil pintarlos, yo lo hice para él en varias ocasiones.

Tomás ha sido para mi, siempre, un hombre admirable, tan castellano, erguido, fuerte, sereno, distante en apariencia, pero tierno como nadie en los momentos justos. Un hombre lleno de recursos y con una lucidez que, por desgracia sigue manteniendo también ahora que su vida se acaba.

Ayer supe que se acercaba el final y me quedé entre una profunda tristeza y la rabia de estar tan lejos. No está sólo, está su familia, sobre todo su hija Marisa, que ha cuidado de su frágil salud cada bendito día, pero me hubiese gustado poder darle las gracias otra vez y decirle de nuevo lo mucho que le quiero.

Desde que regresé de Madrid ni una sola vez he dejado de ir a verle. Si el poco tiempo disponible me hacía elegir entre una u otra persona, siempre han sido otros los que han quedado para mejor ocasión, porque verle era como estar de nuevo en casa. La próxima vez será mucho más amargo, sin embargo, para quien como yo no espera nada más allá  del final de la vida, pero que sí creo firmemente que es el olvido lo que de verdad nos mata, sé que Tomás no se morirá nunca del todo mientras yo y los que hemos tenido la fortuna de conocerle tengamos memoria. Gracias por hacerle también un hueco en la vuestra.

viernes, 16 de noviembre de 2012

BUENOS DÍAS...

Se despertó sin motivo aparente, echó una ojeada al pequeño despertador y murmuró...las tres y nueve minutos... Sin embargo, ella dormía plácidamente. Su rostro, a pesar de la penumbra,  se veía absolutamente sereno, su respiración lenta, profunda y acompasada le proporcionó una falsa calma, por que unos segundos después retiraba la fina sábana que cubría aquel cuerpo curvilíneo que conocía tan bien.

La miró durante unos minutos que le parecieron eternos, dudó, se recostó nuevamente, abandonada a su desnudez y a su insomnio y de repente, una sed imposible la obligó a levantarse para buscar un poco de agua, que terminó bebiendo en la cocina mientras fumaba un cigarrillo.

En algún momento fue consciente de sus pies descalzos y helados y regresó a la cama. Ella, también desnuda, no se había  movido ni un milímetro, pudo olerla sin rozarla siquiera y se acercó como un felino. Tomó aliento y acarició el interior de sus larguísimas piernas, dibujó el contorno de sus pies y lamió sus dedos con tal placer que ella, sin despertarse, gimió y se arqueó levemente, excitando todavía más sus sentidos. Reconoció la curva de de su cintura y su vientre, besó con ternura aquel lunar cerca del ombligo y lentamente fue recorriendo los recovecos, la zonas de sombra y de luz, su escote, sus hombros, sus senos, su cuello...y ella, con los ojos cerrados, sólo gemía como a descargas eléctricas, sacudiéndose visiblemente. Cuando llegó al lóbulo de su oreja, humedeciendo cada pliegue, ella se giró inesperadamente, entregándole la espalda y un esbozo de sonrisa.

No se dijeron nada, no era necesario, sus cuerpos hacía mucho tiempo que se entendían sin más comunicación que un sutil gesto, una mirada, una mano guiando otra mano, una cierta presión en el instante deseado... Las palabras en madrugadas como aquella eran más bien un estorbo, un desperdicio de la energía concentrada en gozarse en la penumbra de su cuarto, rota sólo por sus jadeos cada vez más sonoros y por el sol de la mañana, que una vez más, las encontró abrazadas y entonces sí y sólo entonces...se escuchó un buenos días.



sábado, 10 de noviembre de 2012

ADIOS

Desde el preciso instante en que dejó de importarle se sintió más liviana, tal vez no exactamente más feliz, pero sí más libre.

Había pasado casi la mitad de su vida guardándolos, por eso cuando aquella tarde todo se quebró y cada uno de ellos desapareció mágica e inquietantemente, ella supo lo que significaba una frase que había escuchado muchas veces, descubrió en carne propia "un dolor como una puñalada", además una puñalada muy honda. No entendía como había podido írsele todo de las manos, sabiendo como sabía de su fragilidad..., pero sucedió y nada pudo hacer por evitarlo. Ahora sólo quedaba recoger los pedazos y en su lugar abrir una ventana, quizá mirando al sur.

Con las manos desnudas, tomó uno a uno cada pequeño resto del que había sido el bello contenedor de sus sueños: sus manos, sus ojos, su voz, su cintura, su cordura, su tenacidad, sus pies descalzos, su dureza, el amor que le quedase, tan roto que era difícil de saber..., sus largos dedos, su ternura, sus promesas -que fueron las últimas que recogió...- y con dulce cuidado depositó todos aquellos desmenuzados retazos de sueño y de historia en el único rincón posible, al fondo,  muy, muy al fondo de la memoria.

Cauterizó las heridas sufridas en el proceso, se lavó la cara y abrió de par en par el cajón donde guardaba olvidado el corazón, lo puso al sol y el mundo entero se coló, ruidoso y sorprendente, por debajo de su puerta.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

EN FIN...

Acerca tu rostro a mis labios, no tu mejilla, tampoco tu boca, sino tu oreja que quiero contarte lo que soñé contigo. Quiero contarte mientras te respiro, mientras mi aliento te acaricia....que una noche, no sé cuando, estábamos como ahora, sentadas apenas a un palmo de distancia y eras tu quien se acercaba a mi para hacerme llegar tu voz pese al tumulto y la música. No sé si lo que sonaba era una potente percusión o si era mi corazón enloquecido, mi deseo golpeando con sus puños mi pecho, pero estaba aturdida e inmóvil. Sin embargo tu salvaste aquel palmo, aquellos veinte centímetros, como quien salta con pértiga y no fue tu voz lo que percibí, sino tus dientes mordisqueándome el lóbulo, tu lengua escribiendo en mi piel "no te muevas, que al fin estoy aquí". Y no me moví, cómo moverme si un latigazo saltaba de vértebra en vértebra, desde el coxis hasta la base de la nuca, dejándome vencida. Rendida, sí, sólo mis manos se crisparon buscando asirse al asiento de mi silla....Por dios, que nada la interrumpa! -pensé- y tu seguías serpenteante entre los senos, un beso, otro beso, diez, cien...no sé, mil tal vez y tus manos en mis pantalones y luego una dentro de ellos...Fueron unos segundos interminables, largos como el desaliento, hasta que al fin te escuché decir, mientras hurgabas ansiosa en mis bolsillos...

-Anda, déjame las llaves del coche, que creo que se me ha quedado el móvil.


domingo, 4 de noviembre de 2012

AZUL Y FRIO

Jugadas del subconsciente: no llevaba las llaves.

Quise darme la vuelta, sólo con lo puesto, hacer kilómetros e ir a buscarte. Necesitaba tu abrazo lejano, pero encontré un amanecer azul  y frío al traspasar la puerta.

Más tarde desenfundé el teléfono, como quien se defiende con un arma y sonaron sus voces pequeñas prometiendo abrazos mañana y el sol entró a raudales, inundando la casa. Ahí ya no dolieron las ausencias, huyeron las soledades que hieren, no quedó más que la apacible espera, el cansancio y el hambre insaciable de besos.

Feliz día.



sábado, 3 de noviembre de 2012

CLICK

Click...y apagar la luz de la mañana, dormir hasta que duela.
Click...y silencio, ni el vuelo de una mosca profanando el sueño.
Click...y abrir los ojos sin llanto, la voz sin un lamento.
Click...y descubrir de nuevo los colores, pintar de rojo mis ventanas.
Click...y seguir amando, amando, amar, sentirme amada.
Click...y tu mano al timón, en la proa mi garganta.
Click...y el mar como bandera, bajo los pies la tierra blanda.








viernes, 2 de noviembre de 2012

FASCINACIÓN

Hace días que pienso, entre preocupaciones y sobresaltos, en una vieja, muy vieja conversación, con alguien a quien amé profundamente, allá por los años noventa. Hablábamos entonces sobre la fascinación y recuerdo que yo le decía que no soy nada "fascinable"-perdón por la coz al diccionario-, lo cual sigue siendo verdad hasta hoy, pero no es menos verdad que cuando me ocurre lo hago hasta la médula, aunque no en el sentido de atracción irresistible (que dice la RAE, como una de sus definiciones), que también, pero puedo jurar que eso me ha pasado sólo en dos ocasiones en mi vida, afortunadas, por cierto. Pero a lo que iba, me cuesta sentirme impresionada hasta la fascinación, sin embargo me encanta cuando el azar pone en mi zigzagueante camino a alguien con quien vale la pena detenerse, escuchar, observar con atención, aprender...

En los últimos años, justo cuando más caótica, o no, caótica no, cuando más convulsa ha estado mi vida, se han cruzado en ella dos mujeres que despertaron esa fascinación casi olvidada. Una hace ya tiempo, bastante tiempo y que aunque no se ha perdido ni ella ni la atracción, esta última ha ido sufriendo serios vaivenes, no porque ahora sea ella menos interesante, por supuesto, pero las emociones, las impresiones que nos provocan o provocamos a otras personas requieren de ciertos esfuerzos, de ciertos cuidados, cuya ausencia reiterada acaban por minar el encanto inicial. No es que desaparezca, no, pero se diluye, se atempera y finalmente se marchita y se pierde. No ha ocurrido todavía, pero está en un delicado punto decadente, que espero que no vaya más allá.

Y ahora, ahora es otra mujer, otra historia, podía ser un hombre también, pero no es...y por si acaso aclaro que no hablo ni de sexo ni de amor, sino del placer de una charla en la que el reloj se olvida, las urgencias se olvidan, los desasosiegos se olvidan. Es la curiosidad por saber más, es que no me de pereza ni me incomode quedar en cualquier momento, es que me haga reflexionar sobre mi misma, es reconocerme en sus palabras y entender lo que me cuenta. Es aprender mil cosas que no sé, es encontrar puntos de contacto, es reír y sorprenderse. Y es también afecto y es ternura y es su mirada de mujer inteligente y sus despistes, con esa cabeza suya ten llena y tan fértil...En fin, fascinación en estado puro. Y lo dicho, me encanta.