miércoles, 30 de enero de 2013

VIDA

Siempre he sido una rumiante de ideas, de pensamientos complejos acumulados durante horas y mascados luego en soledad, pero ahora parece que las cosas fueran tornándose sutilmente diferentes... Mi tiempo, bien preciado e innegociable, va llenándose de más sensaciones que reflexiones, de más piel que dialéctica, de palabras viejas que suenan, saben y laten como nuevas.

No importan los motivos ni siquiera las recientes alegrías, es como volver de un largo letargo, del sueño de la Bella, sin príncipe ni princesa, sólo un suave despertar, un cosquilleo en la nuca y la mirada más clara y precisa.

Hay un juego de espejos, un mar, una sirena, vaivenes, contratiempos...Hay poros respirando, pulmones, manos ansiosas...Hay pasos serenos, saltos al vacío, libros, versos, música...Hay velos rasgados a medias, cine, memoria, sal en las heridas...Hay vida, vida, vida vida, vida...




domingo, 27 de enero de 2013

MULTIPLOS DE TRES?

Horas que se han ido dejando en un sutil claroscuro cualquier cosa alrededor...sólo ojos,  música, risas, voz, piel, palabras...Instantes que pasan a toda prisa con doscientos doce aromas, mil sensaciones y un 
millón de imágenes.

Radiografías de ciento ochenta minutos, un día con su noche y una madrugada. Un nombre, cercano a la sal del mar y su feliz sombra. Nada críptico, aunque pudiera parecerlo, tampoco nada extraño, sólo un primer salto sin red. No sólo, también.

27-enero-2013

sábado, 26 de enero de 2013

ASI ESTOY...

Su voz termina siempre por dejar una larga estela que perdura y perdura...También su risa deja un eco que acompaña...

De cuerpo pequeño y curvilíneo, propicio a perderse en su recodos o a la sorpresa en cada curva, observadora impenitente desde unos ojos oscuros, directos y expresivos...sus rasgos me recuerdan a algunas mujeres árabes...Y detrás de lo obvio...la dulzura con un punto salvaje que desconcierta.

Y un pasito más allá...otra mujer sorprendida, expectante, viendo desbaratarse su castillo de naipes, sus muros de papel. Tiene esto mucho de primera vez, de vértigo sin paliativos, pero no olvido que nada que valga la pena puede alcanzarse sin peaje...y aquí estoy, como siempre con las manos en los bolsillos, dispuesta a pagar el precio de los sueños, en paciencia, en abrazos y en ternura.


viernes, 25 de enero de 2013

CAMBIO Y CORTO

"Cambio y corto" ha sido la apostilla del final de una larga conversación que ha terminado en risa hasta las lágrimas, pero como todas las palabras, tan versátiles y maravillosas, se prestan estas a otra interpretación, que no es un final, sino un principio, eso sí, también bañado en risas.

CAMBIO...sí, cambio de planteamiento, de expectativas, de postura, de sueños...
CORTO..., sí, también, el tiempo que lleva en mi vida y el espacio que nos separa...

Y como no hay dos sin tres, una palabra más. un verbo, PARTIRSE, que sin duda nos partimos, en su acepción de rompernos sin dolor, a mandíbula batiente...y romperse  momentáneamente la calma -un bien/mal pasajero, creo- y también ("también" lo usamos mucho) en el sentido de partir, de marchar....hacia dónde? Quién sabe. Por ahora, a dormir.

viernes, 18 de enero de 2013

Ella y ella

Sentadas de espaldas, sin mirarse, una a cada lado de la cama revuelta, con la más absoluta desnudez como argumento...

(ella)-Y ahora qué?, preguntó.

(Ella)-Seguramente...-dudó un instante eterno-, seguramente nada o tal vez...

(ella)-Nada..., murmuró apagando el cigarrillo al tiempo que escuchó cerrarse la puerta.

No era la primera vez, de hecho había perdido la cuenta, a pesar de que siempre, inevitablemente, le temblaban las rodillas al volver a encontrarse, como aquel día en la oscura barra del peor bar posible o una madrugada lluviosa en la heladora estación del tren...o también una mañana de abril, comprando flores a una anciana bajo un soportal. Y tampoco había olvidado una tarde en que el viento robó su sombrero y Ella, como una aparición de enorme sonrisa, se lo trajo de nuevo.

Lo cierto es que habían sido capaces de amarse o al menos amar sus cuerpos y gozar al unísono a cualquier hora, en todas las estaciones del año y siempre se repetían las mismas sensaciones....el suelo como arenas movedizas y el vértigo de verse reflejada en sus ojos, de los cuales no era capaz de apartar la mirada hasta el mismo momento de su partida. Y esta tarde, después de varios meses, el ritual se había repetido: libando de la miel de sus ojos y aferrada a su cintura, había terminado a merced del deseo sin pronunciar ni una sola palabra. Pero ahora permanecía inmóvil en el borde de la cama, desnuda y frágil, preguntándose en voz alta porqué había  tenido que hablar, rompiendo tal vez el sortilegio...

-Nada, murmuró de nuevo. Nada, repitió alzando más la voz, es eso, NADA... nada como un pez contracorriente, nada y alcánzame, nada y quiéreme, nada y arráncame de este mar siempre en movimiento. Nada y dame la calma de tus abrazos y el aire de tus labios. Nada o piérdeme...




viernes, 11 de enero de 2013

Esperando

Entre tu y yo ....cien kilómetros, un océano o un cielo sin estrellas. La Nada no es nada que me importe demasiado... Al final, unas pocas monedas, un cigarrillo, una cerveza al sol de siempre, tibio sol de invierno. Bullicio relativo de funcionarios a la carrera, algunos coches y un cachorro peludo jugando con los cordones de mis botas.
Ella dice: no soy nada.
El contesta: no tengo la culpa.
Otra ella mira a ambos mordiéndose los labios..
No se quiénes son, simplemente les escucho de fondo, pero son jóvenes, muy jóvenes y desencantados ya.
No intervengo en la conversación, claro, pero pienso en que también yo tuve veinte años, aunque más felices. Ahora vuelvo a estar casi como entonces, comenzando de cero, con más años, más bagaje, dos vidas más a la espalda, seguramente menos energía, pero compensadas con más calma, espero que con más sabiduría, pero con las mismas ganas.
Me levanto, miro mi copa con sus sucesivos cercos de espuma, de caña bien tirada que agradezco...y me iré, la vida empuja, el reloj reclama, las responsabilidades esperan, mis hijos esperan, el futuro espera y hay que ponerse en marcha.

domingo, 6 de enero de 2013

JUNTO AL CHOCOLATE...

Entrando en la cocina, justo al lado de la nevera, en la puerta de la derecha, donde están los tarros de cristal con los cereales, las galletas, el pan de semillas, el chocolate de los pequeños antojos -negro con menta, naranja o cereza, con leche y almendras enteras....-, allí guardaba también el tarro de las historias por contar. Grande, trasparente, siempre impoluto, con su hermosa tapadera de colores...permanecía mal disimulado detrás de todos los demás. No era una cuestión de esconderlo o protegerlo de miradas extrañas, no, simplemente ese era, según su criterio, el mejor lugar posible: al fondo del armario y rodeado de dulces caprichos.

No recordaba desde cuando ocupaba aquel espacio privilegiado, sólo sabía que aquella mañana le pareció que estaba casi al límite de su capacidad y sin pensárselo dos veces fue retirando, uno a uno, todos los demás tarros que en ese instante eran solamente molestos obstáculos entre ella y el objeto de su deseo, hasta que al fin consiguió asirlo fuertemente entre las manos -no fuese a romperse-, desenroscó la tapadera y lo acercó a los labios para tomar su contenido con avidez, sin detenerse hasta que su hambre y su sed de inspiración quedaron satisfechas, al menos momentáneamente.

Casi de inmediato todas las cosas recuperaron su lugar habitual, incluso el envase vacío, porque sabía que sólo era cuestión de tiempo que de nuevo rebosase y ella sintiese otra vez el ansia de devorarlo. Y así, agradablemente plena, se sentó a escribir.

jueves, 3 de enero de 2013

SI ME HACIA FALTA EL MAR

Sí que me hacía falta el mar y no me di cuenta hasta que, de pura casualidad estuve cerca, porque aunque vivo en una ciudad con una bellísima ría, la ineptitud de sus distintos gobernantes la han ido poniendo de espaldas a ella, así que aquí el mar hay que buscarlo. Aunque esté a un tiro de piedra, no lo está a golpe de mirada. Pero sí, sí me acerqué un poco, o sea, al puerto deportivo y durante un breve espacio de tiempo, pero ambas cosas fueron suficientes para hacerme sentir mejor.

Respiré profundamente su inconfundible aroma a buenos momentos y los barcos amarrados en los pantalanes me llevaron lejos, lejos y feliz. Recordé una mañana como la de hoy, hace muchos años, en que después de amar y dormir entre dos barcas varadas en la arena, me despertó el sol en los párpados y el bramido de las olas. Otra costa, pero el mismo océano.

Sí que me hacía falta el mar, sí, la brisa en el rostro y una nueva singladura en el corazón. Ya sólo espero que, también en esta ocasión, buenos vientos me acompañen.