sábado, 26 de octubre de 2013

APUNTES PARA UN RETRATO

Dedos mágicos que tejen vida, su pequeña cabeza guarda toda la luz del sol. Con sus pies diminutos abre grandes surcos que luego siembra con sus sueños de mujer de mal dormir. Y su cuerpo?... De sarmiento y flexibilidad de bambú enarbola una bandera multicolor.

El fluir de sus ideas, eso sí me costará pintarlo... Se parece tanto a la lluvia en otoño! Unas veces suave y lenta y otras de tormenta, con su intensidad y su viento variable.

Los hombros erguidos en días de decisiones bien tomadas o pesados como un mundo cuando la melancolía o la duda la repliegan a sus cuarteles de silencio, aunque yo la dibujaría siempre caminando enhiesta como una caña verde, porque en realidad nunca se detiene.

La sonrisa es fácil, grande como su boca, pero sus ojos, que alguien definió como que en ellos se habían estrellado las Cíes, mejor ni tocarlos si no es para dejar sobre sus párpados otro mar de besos.

En cuanto a sus canas, que peina unas cuantas, prometo que las haría una a una, las que ya tiene y las que vendrán.

Y por último, su alma de apicultora y su corazón de tierra fértil, preludio -que decíamos ayer- de tiempos de miel y castañas, intentaré sólo acariciarlos desde muy cerca.




miércoles, 23 de octubre de 2013

DESPUES DE LOS TRUENOS...

Después de los truenos, de los obvios de este otoño y de los otros,  esos de los que sólo yo me entero  y a veces también los que tengo más cerca, la música viene de nuevo a poner dulzura, que no orden, en el caos. Mientras tanto alterno el tecleo de estas líneas con mirarme los zapatos, unos zapatos que en su momento me sugirieron (con tono de prohibición) que dejase de ponerme, a pesar de que me encantaban.

Sí, me gustan  mis zapatos, todos mis zapatos.

Se que suena trivial dicho así, pero no lo es, estos zapatos, en cuanto he vuelto a calzarlos han resultado ser mi particular magdalena (con permiso de Proust), con la salvedad de que yo no he ido en busca del tiempo perdido, sino que el pasado ha empezado a desmenuzarse sobre mi como diminutas gotas de lluvia primero y luego como una tormenta tropical. O sea, no ha durado demasiado, pero ha sido profundamente intensa, aunque nada cálida. Sin embargo, insisto -que soy una terca confesa- en defender que siguen gustándome mis zapatos...y desatándome, aunque no tienen cordones, alguna que otra reflexión, como por ejemplo, el empeño que ponen algun@s en llenarnos de mierda -y no pienso disculparme por la indelicadeza- y convertirnos en quienes no somos o mejor -peor para quien le toque- en intentar que dejemos de gustarnos. Así que (como decía un simpático muchacho en una charla sobre permacultura), EL AQUI Y AHORA es lo que importa y aquí y ahora me reafirmo en el placer de calzarme mis denostados zapatos y en lo mucho que me gusta quien soy apesar de todo.

martes, 22 de octubre de 2013

CUENTO Y FINAL DEL OVILLO

(No hay nada como poner orden para que sucedan encuentros inesperados)




Marzo, sol y el cielo infinitamente azul de Madrid, azul la hamaca de la terraza y azul marino su ropa. El largo cigarrillo entre los dedos, todavía sin encender y cierta desgana en el cuerpo. Se incorporó y colocó los codos sobre las rodillas y la cara entre las manos, no sin antes comprobar en su viejo "Continental" automático que era demasiado pronto para que ella regresase.

Después de unos segundos sintió un ligero cosquilleo en la mejilla, pasó los dedos por ella y descubrió que era un hilo naranja, que a saber de dónde había salido. Al ir a retirarlo del todo de su rostro observó que era más largo de lo que parecía y comenzó a tirar de el. Tiró y tiró, dejando reposar a sus pies, ante su sorpresa,  el ovillo que iba formándose, mientras pensaba en la niña que iba a nacer, en como se movía ya en aquel vientre amado. Pensó en el futuro, siempre incierto, en los sueños largamente anhelados, en el campo, en el mar...y el hilo parecía ser infinito, pero al mismo tiempo iba sintiendo una curiosa sensación de alivio y de levedad, como si fuese esponjándose al sol de primavera y justo cuando intuyó que el hilo llegaba a su fin...cerró los ojos y se adormeció.

De fondo escuchó sus pasos, su voz familiar llamándola por su nombre, como siempre. Imaginó el perfil de su cuerpo, su olor y su piel, sin añoranza ni tristeza y antes de sentir que se iría definitivamente percibió su calor y su voz muy cerca...

-Pero dónde está esta mujer?
-...y este ovillo...qué hace aqui?


lunes, 21 de octubre de 2013

YA NO CABE...

Hay caminos que una los hace ligera y serena y otros, esos que se nos cruzan inesperadamente y que por un motivo u otro,  nos vemos obligadas a transitar, que los andamos con un mar de barro en los zapatos, que vuelven lento y pesado el paso. Sin embargo, conviene no olvidar que el barro tarde o temprano se seca y se desprende, quedándose atrás mientras nosotras retomamos más liviana la huella de otras sendas.

Pensamiento positivo, eso tan de moda, pero realmente necesario. Si la carga de lodo y piedras que a veces debemos arrastrar se incrementa con la angustia o el miedo, es imposible avanzar, crecer, levantarse.

Yo, que defiendo la risa y la sonrisa contra el ceño fruncido, la caricia contra el puñetazo, el reconocimiento frente al castigo...tengo también mis días oscuros. Esos en que el peso en la espalda y en los pies se me hace insoportable y el instinto más básico me impele a revolverme y sacar lo peor de mi, esos días en que una se rendiría o moriría matando. Menos mal que en el último y peligroso instante soy capaz de respirar hondo y abrir de nuevo los ojos, desprenderme de la ceguera de la ira y ver, mirar más allá del caos y del fraude en el que todo parece convertirse y puedo encontrar las razones y las ganas para seguir yendo otra vez ligera y serena.

Hoy ha comenzado siendo uno de esos días, el esfuerzo ha sido importante, la cabeza todavía no ha recobrado el orden preciso, pero ya estoy en pie y dispuesta a pelear, incluso en terrenos que detesto, pero cuando no hay elección...lo que ya no cabe es la cobardía.

jueves, 17 de octubre de 2013

UN BREVE RECESO

Un alto en el camino o más bien un breve receso para tomar una infusión caliente, fumar un cigarrillo y pensar en otra cosa y no necesariamente más grata...

Pienso en una conversación referente a cuanto me incomoda hablar de las finanzas propias y de las ajenas. Siempre siento cierto pudor al respecto, lo mismo en tiempos de bonanza que en los peores tiempos, que de todo ha habido en mi vida, que ya no es corta, obviamente. Sin embargo, ahora que tocan vacas flacas para una inmensa mayoría, el tema me ocupa y preocupa más de lo que quisiera, porque también para mi pintan bastos y no hay manera de evitarlo, al menos escuchar, que hablar hablo poco de mi propia situación y escucho porque creo que eso a veces descarga a quien me cuenta.

También a veces me ha tocado escuchar a quienes les va bien o mejor que a los demás y ahí casi que todavía empeora mi malestar, no necesito, no quiero saber de patrimonios, dineros, inversiones ni números de ningún tipo de nadie. Me violenta y además creo que expone a quien no cuida de la  información sobre "su cartera" a encontrarse con indivídu@s amig@s de lo ajeno, que haberl@s hail@s, dispuest@s a tejer su interesada red en su provecho, claro está.

En fin, que pongo la radio o veo en la televisión o en la prensa... estadísticas, gráficos, grandes números que dicen que los ricos son cada vez más ricos y los pobres, como siempre, cada vez más pobres y que incluso la tan mentada clase media va camino de desaparecer y me genera angustia y preocupación y zozobra, pero no me saca los colores. Detrás de todo eso hay miseria, dramas, pero desprovisto de los rostros y de la voz de quienes lo padecen lo encajo con más entereza y como digo, no me saca los colores, porque en realidad a quien debiera sacárselos es a aquellos que se lucran en el río revuelto y a quienes nos gobiernan sin conciencia.

miércoles, 16 de octubre de 2013

HUUUM...

Me gusta ver el mundo tras sus lentes,
pisar firme con sus botas,
compartir su mesa
y el lado izquierdo de su cama.

Me gusta su hierba segada,
el aroma de su cocina,
sus silencios sonoros
y el verde con que pinta.

Me gusta el olor de su pelo.
la suavidad de su piel,
su escote y sus manos
y el mar de sus ojos.

Me gustan sus sueños,
su voz y su risa,
las cosas que guarda
y las canciones que inventa.

Me gusta el árbol de su ventana,
la parra enrojecida
y que me vista también de rojo
sin preguntarme siquiera.

Me gusta su charla,
sus canas,
sus manzanas
y su boca.


Me gusta no encontrar el fin
de tanto que me gusta.




lunes, 14 de octubre de 2013

ES TIEMPO

Hubo un tiempo en que tuve una víscera inquieta y viajera y los pies atrapados en el barro, sin embargo, ahora tengo de nómada las extremidades y las ganas, pero sedentario el corazón. Del mismo modo que hasta hace poco he escrito básicamente al teclado del ordenador y ahora he vuelto a hacerlo sobre el papel y la tierra.

Hubo un tiempo para perderlo o para derramarlo o para reconstruir los pedazos rotos, pero ahora es tiempo ya de ser dueña y señora de los sueños.