1-Lo de decirlo sin despeinarme es una obviedad, todo el mundo que me conoce sabe que, con estos pelos míos, despeinarme no es tarea fácil, ni peinarme tampoco.
2-Por lo demás, el comentario venía a cuento de la amistad y una presume, sin despeinarse y sin ningún falso pudor, de conservar amigos de toda la vida y otros que, sino de toda, de mucha, mucha vida...y presumo porque no es fácil que sea así, salvo que una haya vivido siempre en un mismo lugar y si el lugar es pequeño, con más motivo, aunque en este último caso las amistades duraderas -salvo honrosas excepciones- suele imponerlas el propio entorno y no tanto porque una los elija o ellos la elijan a una, sino porque no quedan más leches, es lo que hay y punto pelota. Pero en mi caso particular, como en otros - aunque no conozco demasiados, francamente- la verdad es que como a lo largo de mi vida he disfrutado de múltiples paisajes, urbanos, semiurbanos, rurales e incluso del otro lado del océano, he tenido la suerte de ir cosechando buen@s amiga@s, con los que pese a la distancia y las miles de obligaciones propias y/o ajenas, nunca se han roto los vínculos de afecto y de confianza. Por eso, ahora que mis responsabilidades de madre y profesionales me han llevado a echar raíces más profundas, me emociona comprobar cuán fuertes son esos vínculos cuando, unas veces por sorpresa y otras previo aviso, aparecen en mi puerta personas a las que quiero y que, nunca, y eso que NUNCA suena y sabe a mucho tiempo, pero insisto, que nunca me ha cabido ni me cabe la más mínima duda de que seguirán formando parte de mi vida, ahora menos nómada y más firme que cuando nos conocimos.
Gracias.
Gracias.