Ya no tengo pies, sino profundas raíces.
Ya no tengo manos, sino fuertes ramas.
Y tampoco tengo dedos ya, sino brotes nuevos.
Mi cuerpo cuenta años en anillos concéntricos
y mi voz vibra sólo al son del viento.
Escribo con mis hojas en el cielo
y son de rocio las lágrimas que lloro.
Sueño que soy un árbol
Y como árbol sueño.
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