Inesperadamente me he encontrado con un montoncilo de cartas y me he sentado en mi rincón a releer un par de ellas.
Eran de un viejo amor, que pasado el tiempo se convirtió sólo en amante, aunque eso sí, muy querido y que ahora es sobre todo, un buen amigo. Sus cartas son como él, tiernas y llenas de la sensatez y la calma que yo necesitaba entonces y realmente no he tenido que leerlas todas de nuevo para recordarlas, porque siguen en mi memoria.
Al final lo que he hecho ha sido, sin querer, recordar detalles, momentos, amig@s de aquella época y una charla mucho menos lejana. El me hablaba de los síntomas inequívocos de una recuperación: cuando vuelven las mariposas en el estómago, cuando olvidas la hora mirando una fotografía, cuando abres cien veces el teléfono buscando un mensaje o una llamada perdida, cuando cuentas los días para verse...En fin, esas cosas...Me decía...entonces es el momento en que estás lista para enamorarte de nuevo. Y ahí estoy, en mi rincón, contándome los síntomas...
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