viernes, 20 de abril de 2012
Hay noches de lluvia, como esta, en que los espejismos son lo más cercano a ciertas realidades. Y ya sé que puede parecer una afirmación absurda o cuando menos contradictoria , pero es así como esta mujer lo siente en la piel y un poco más allá, en algún lugar de su anatomía todavía por definir.
No llega a ser un dolor físico, apenas una molestia intermitente. Tampoco es un desasosiego exactamente. Ni siquiera se parece a la literaria saudade...Es, está ahí, como un veneno adormecido, como una cierta inquietud crónica y tolerable, tolerable casi siempre, salvo en noches de lluvia como esta, en que lo único que le sale a una al encuentro es un mal espejismo.
Buenas y abrigadas noches, que la humedad cala más hondo que el más cálido de los soles.
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