...ponemos a Sabina, abrigados al calor de los amigos y de algunas desconocidas, mientras la noche se nos va de las manos, bebiéndonos las estrellas en largos tragos de gin-tonics. Y huele a lima, pero el aire nos sabe a mar y arena.
(No importa donde estés ni cuanto de lejos, yo siempre estoy contigo)
No amanecerá todavía ni el paladar amargo se irá con el sol de la mañana y el viejo puñal en la espalda reclama una atención que no le presto, pero insiste, con un dolor que no doblega pero que nubla algún sentido. En realidad ensordece, es como un grito en una frecuencia inaudible para otros. Claro, ese puñal es sólo mío.
(No llores, nada hay sin remedio. O quizá sí, pero daría lo mismo)
El pequeño coche, limpio al fin, descansa a la espera de esta mala mujer que le maltrata en "malandanzas", que se maltrata a sí misma en inútiles desvelos. Y parece mentira que pueda quererse a algo sin vida, sin voz, sin aliento, pero sí ocurre o al menos, a mi me ocurre y no me avergüenza....Allá cada cual con sus afectos!!!!
(Hazme un hueco en tu regazo, que ya va haciendo frío)
Parpadean a lo lejos las señales de entrada al puerto, rojo verde, rojo verde, rojo verde...Buenas rojo verde noches.
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