No esconderé mis amores ni mi pluma -ninguna pluma-, ni dejaré de mirarte por más que eso incomode, ni soltaré tu mano aunque sus dedos nos señalen.
No me inventaré una vida, ni una historia, ni una piadosa mentira , por que no hay ninguna piedad en negarse. Sólo otra cobardía.
Te quiero con tu luz y me necesito con mi voz, para caminar sobre el filo de sus navajas, sin concesiones, desarmada y convencida y que se enteren los que todavía no lo sepan: soy quien soy y así espero que me quieran.
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