Amansó el salvaje remolino de su pelo con sutiles toques, con lengua de dioses lamió y curó sus heridas y con sus hábiles dedos descubrió placeres en rincones escondidos…
Limó aristas, afinó cuerdas disonantes y sembró certezas en la memoria reseca.
Extendió alas de calma en la mar embravecida y con su aliento hinchó las velas de su barco, dando nueva vida a la Vida….Y un buen día, con la misma decisión de su llegada…inició su partida.
Y se fue.
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