Como con todo, cuando esperamos demasiado tiempo por aquello que anhelamos, al final, si llega, pueden. como mínimo, suceder dos cosas:
1- Que la alegría nos desborde y todo sea fiesta y fuegos artificiales, para lo cual hay que tener más paciencia que el muy mentado santo Job o...
2- Que la alegría y las ganas se nos hayan ido quedando colgadas de las agujas del reloj.
Por una asociación de ideas he recordado una preciosa canción, "Penélope" y me temo que algo debo de tener de esa mujer, que voy pudiendo todavía....con las ausencias, los silencios, la distancia, el miedo o la soledad de quien espera atenta...Sin embargo...esto del verano, esta mínima charla de ascensor, me ha dejado claro que, aunque en mi caso dependan muchas cosas importantes del buen o mal tiempo, de que llegue o no llegue, ya me encuentra cansada y sin maleta, pero eso sí, trabajando contra el reloj, contra el tiempo meteorológico y contra viento y marea si es preciso, que al final va a ser lo que nos quede. Y lo que deba venir que venga. Y lo que haya de pasar que pase.
Por fortuna devolverá a casa y a mis brazos lo que más quiero, quiera el tiempo o no lo quiera, y con suerte también a otra pata de este banco, sin la cual el círculo que empezamos a trazar hace ya algún tiempo...no terminaría de cerrarse, así que feliz comienzo -o lo que sea- de este extraño estío y que el sol y los calores no nos hagan perder el poco norte que nos queda. Que sople el viento a favor...y naveguemos.
Penélope.
Ana.
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