Podría muy bien seguir de cháchara inútil, pero es fantástico poder levantar un muro entre el trajín y el ruido...con sólo abril el portátil....Me encanta! Lo mismo ocurre, creo que ya lo he comentado, con abrir un libro, y nos garantizamos inmediatamente la fórmula de la invisibilidad.
Es genial, no, imprescindible, escucharse a una misma, que el murmullo de lo que nos rodea sea simplemente una tenue banda sonora y así aprovechar estos instantes preciosos para un cierto desahogo, para crear, aunque sólo sea para el placer personal, para soñar, por ejemplo, que en algún lugar alguien pronuncia con nostalgia nuestro nombre...o por ejemplo, para montar una fiesta de daiquiris el próximo viernes, jajajjajajajjajajajjajajjajajajjajajaja...
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