(26 de febrero de 2011)
La mar,
con su lengua de amante constante
lame mis huellas y las borra
al contrario que tu
que llevas treinta años dejando el imborrable rastro de tu paso
con tu ternura inagotable
con tu alegría contagiosa
y con tus ganas...
Recuerdo tu entrega
tu arrojo
y tus pocos años
y cada vez que vuelvo a verte
consigues el milagro
de que el tiempo se detenga.
Lo ha leído??? Es precioso
ResponderEliminarGracias, Lady Godiva.
ResponderEliminarY sí, lo ha leido, por supuesto.