Adoro las siestas al sol de media tarde o simplemente dormitar tras una buena comida y me desborda la alegría cuando entra en casa alguno de los míos...Me encanta ese cojín mullido, estirarme en el sofá o el run-run de la televisión o de la radio, mientras me distrae el vuelo de una mariposa...En fin, que ya no sé si él tiene de humano mucho más que esa mirada de amor que veo cada día o yo tengo mucho más de perro de lo que cabría imaginar, con perdón, de perra, pero el caso es que cada vez nos vamos pareciendo más o eso quiero creer.
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