25 de febrero...es el cumpleaños de alguien a quien quiero mucho, también es el aniversario de una ausencia amada, hace frío, mucho frío fuera y dentro, al menos esa es mi sensación, la de falta de abrigo...Además se escuchan tambores de guerra, señales de humo que son aviso de fuego, de que algo se quema irremediablemente.
A este 25 de febrero, al que me he enfrentado con la convicción de hacer lo que debía, pero herida por el dolor de tomar decisiones que nunca hubiese querido tomar, habrá que colocarle otro hito a la lista de mi memoria: otra pérdida.
Será esta una pérdida no deseada, la declaración palpable de un fracaso para el que seguramente no estaba preparada -que en realidad nunca se está...supongo-, pero ya no me cabe ninguna duda.
Del mismo modo que nos sorprendemos a nosotr@s mism@s por la fortaleza, el aplomo o la resistencia en algunas ocasiones, también la sorpresa puede asaltarnos reconociéndonos incapaces de gestionar otras muchas cosas y lo mejor que podemos hacer, creo, es rendirnos a la evidencia y hacer lo que sea posible para pasar una nueva página.
Soy profundamente conservadora con mis afectos y la lealtad con ellos, pero cuando fluyen naturalmente, sino no hay cuidado ni esfuerzo que valgan la pena. Así que, hasta aquí, hasta hoy, ha llegado mi capacidad de tolerar, de ser paciente, por que ya se ponen en juego vidas que no son sólo la mía. Vidas que me importan infinitamente más que la propia.
No tiro la toalla, no hay rendición en admitir que ya no se puede mantener una lucha, hay sí un cambio de rumbo, evitado hasta ahora, pero ya ineludible, dolorosamente ineludible. Sin embargo y después de mucho tiempo de huir de lo inevitable, por fin, serena y convencida....cruzaré ese puente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario