Sí, claro que me importa. Claro que me duele.
Por supuesto, no, por supuesto nada. No me gusta suponer, ni suponerte, ni imaginar que, ni imaginarte más.
Que te descoloco, seguro y afortunadamente. Ni siquiera la manida constancia del mar es plana y monótona, no hay, mi amor, dos olas iguales. Rola el viento y se eriza la superficie salada, como el vello en mi piel mientras te escribo.
Amar es tan sencillo. Sucede o no sucede.
Encontrar quien nos corresponda esa ya es otra historia. Una historia, muy a menudo, de malentendidos o de sobreentendidos, que no se yo que será peor...Una historia que puede construirse a cuatro manos o desvanecerse como un mal espejismo.
Y ahora que lo pienso, no sé para que coño me esfuerzo.
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