domingo, 17 de agosto de 2014

CRIMEN PERFECTO

"Hay muchas formas de matar, es obvio, muchas más formas que motivos entendibles para hacerlo, pero así viene ocurriendo a lo largo de la historia y a lo largo y ancho del planeta.
Asesinamos o somos asesinados, crímenes injustificables casi siempre y también siempre imperfectos, sin el casi.
Se han escrito y se escriben novelas sobre ello, se ruedan películas, se cuenta, se dice, se argumenta, se disfraza, se encubre, pero al fin, sencillamente, se mata".

La cita de Sam O´Neal llegó después de ver las noticias de la noche, que los cuatro habían seguido con atención. Ellos se habían limitado a dejar claras sus posiciones, a favor o en contra de tal o cual grupo, país o decisión gubernamental e incluso en la predicción del tiempo para la mañana siguiente habían sentido la imperiosa necesidad de tomar partido (uno defendiendo la exactitud de la misma y el otro poniendo en duda lo propio) y de la sección Deportes ya todo el mundo puede hacerse una idea...
 No sé, pero quizá sea esta una moderna manifestación del ancestral instinto animal de marcar el territorio -más cívico que hacerlo levantando una pierna y miccionando en el lugar elegido-, pensó una de ellas encendiendo un cigarrillo y soltando de corrido la cita en cuestión que consiguió imponer un silencio revelador: ellos no entendieron nada y ella, la otra mujer, la miró con algo más que curiosidad.

La primera mujer, conocedora de las sentencias de O´Neal y amiga de incomodar a sus amigos varones, devolvió la mirada a la otra mujer y lanzó la pregunta menos imaginable en ese momento.

-Oye...y tu has matado a alguien?

El silencio tomó cuerpo, espesándose a cada instante transcurrido en espera de respuesta y ellos sufrieron el efecto contrario, terminaron por volverse incorpóreos, insignificantes...mientras la segunda mujer entreabría los labios para dejar caer como una bomba un SI rotundo y claro.

 Acaso tu no?, apostilló. No hubo más contestación que el sonoro tránsito de la saliva por el acongojado gaznate de su interlocutora. Ellos definitivamente se habían difuminado del todo.

Visto el impacto de su pregunta, la que hasta entonces parecía no haber roto un plato en su vida, volvió a la carga:

- Espero no haberte asustado, no hay motivo para ello y si lo que te preocupa es que me descubran, tampoco hay motivo, porque el mio sí ha sido un crimen perfecto.
Cuando alguien es capaz de herirte o herir a los que amas, merece morir y además merece morir lentamente mientras ve como tu eres feliz.
Y no, no me interrumpas con preguntas innecesarias, porque voy a contártelo. Cuando decidí cometer el crimen decidí también el cómo, aunque en realidad yo sabía desde un principio que esa era la única manera. No podía ponérselo fácil, así que lo primero fue eliminar sus manos, grandes, duras, crueles y luego aquellos ojos que eran como una soga al cuello en cuanto me miraba, uf...y su boca, con aquella lengua de víbora...Fuera la lengua!! De un sólo tajo, limpiamente.

La otra mujer dio un respingo, entre el miedo, la sorpresa y la repugnancia que también le impidieron emitir ni una palabra. Sóo podía escuchar y observar sin apenas un parpadeo, tal era su asombro.

-...Sí, todo muy despacio, demasiado despacio incluso, pero esa era mi forma de matarle...y asi hasta desmembrarle y  convertirle en mil pedazos, que con gusto hubiera arrojado a los perros...Y al final, me sentí liberada y capaz de retomar las riendas de mi vida, en cuanto fue evidente que estaba muerto y bien muerto.

Pe...peeero que arma utilizaste? Balbuceó la mujer que tenía enfrente.

-Qué arma???  Mi Memoria!!! Le asesiné del único modo en que fui capaz, con el olvido y el es quién se nuere despacio, porque al contrario que yo, el no ha olvidado.

-Y quien era???

-Lo siento, pero no recuerdo ni siquiera su nombre.