martes, 25 de octubre de 2011

PODRÍA

Podría, si me dejases, perderme en la comisura de tus labios.

Podría, si todavía me dejases, deslizarme hasta tu ombligo.

Podría, si guardases silencio, susurrarte un cuento,
de esos para chicas malas.

Podría, si te acurrucases a mi lado, abrazar...piernas, brazos,
pecho, espalda.

Podría...poder, si tu me lo pidieses.

martes, 18 de octubre de 2011

COLERA

La vida está llena de encuentros desafortunados, cruces de caminos donde perderse o equivocarse, noticias de dolor en todas sus facetas, personas a cuyo paso dejan un reguero de sangre, pero cuando en un mismo ser humano -y esto con muchos interrogantes- se conjugan el más profundo desprecio por el bienestar de los que le rodean, salvo que se trate de algún animal irracional, el ejercicio del egoísmo en grado sumo, extremo, el desafecto y la falta de respeto por cualquiera que opine o viva diferente, todos los "ismos" (racismo, fascismo, machismo, integrismo...), la homofobia, la convicción de estar en posesión de la verdad absoluta, la mentira permanente como forma de relacionarse, la doble vara de medir, la presunción de culpabilidad antes que cualquier duda sobre la inocencia, el maltrato sutil desde una mente agusanada, el uso y el abuso de quien tenga la desgracia de hallarse a su alcance...En fin, un cúmulo de atributos, para los cuales me faltan adjetivos. Lo dicho, cuando todo esto se acumula en un solo individuo, que ya es repugnante, adquiere un peso significativo si ese mismo individuo es un familiar cercano -por aquello de la consanguinidad, nada más- y si para acabar de rematarlo es un padre, no será difícil suponer que la cólera es la menos mala de las emociones que pueden aflorar.

lunes, 17 de octubre de 2011

UN PEQUEÑO HATILLO

Le regalé un día un montoncito de palabras amadas, pero en la prisa por hacérselas llegar algunas se quedaron atrás, pero no perdidas...sólo en espera, como viajeros en una vieja estación. Ahora, con su voz como la campana dando el aviso de salida, he hecho un pequeño hatillo con las que faltaban, valentía y gracias, y acompañadas de una escueta nota, recordándole lo que ya sabía, irán deslizándose seguras...hasta sus manos.

P.D. Nos debemos un cine y unas cañas.

jueves, 13 de octubre de 2011

"...me gusta la Coruña, me gustas tú..."

Me gusta el color de su pelo y más ahora que es el suyo, sus ojos claros y dulces, aunque cansados.

Me gustan sus manos cuidadas y suaves, la infinita ternura de sus abrazos y el calor de sus labios.

Me gusta su cuerpo esbelto, su manera de caminar siempre erguida y la cadencia serena de su voz.

Me gusta el rincón de su casa, donde sé que se se abriga de cualquier frío que la aceche y el azul hielo que también sé que le gusta.

Me gusta el silencio del lugar en el que vive y su nido de corcho, que como el corazón a veces, todavía no ha encontrado árbol al que amarrarse ni nadie que lo habite.

Y me gusta, sobre todo, recordar que un día ya lejano, se acercó con intención de quedarse y ya nunca volvió a irse...

martes, 11 de octubre de 2011

Y OTRA VEZ MADRID

Carmen y Marisa, de incuestionable lealtad compartida
Eduardo, osete apacible y cariñoso.
Ivan, recién llegado y con méritos propios para quedarse.
Mercedes, de silencios siempre cercanos y palabras justas.
Miguel, amigo sin fisuras y guardián de mil recuerdos.
Mónica, con sitio propio y merecido.
Ros, dulce, constante, inquebrantable Ros.
Paola, caja de sorpresas y avatares.
Elena y Clara, recuperadas y queridas.
Asier, conversador incansable y ameno.
Marcos, más allá de lo obvio, enorme pedazo de mi misma.
Y Madrid, imposible, apresurada, acogedora, recobrada, odiada-amada ciudad, a la que inevitablemente regreso.
Gracias a todos por cada instante y hasta pronto, siempre.

jueves, 6 de octubre de 2011

NOCHE DE TRENES

La noche pasada llegué antes al sueño que al final del cuento y me dormí entre los dos soles de mi vida. Abrigada por el calor de sus pequeños cuerpos pasaron las horas dulcemente, pero soñé con ella. Me vi en sus pupilas, a las que la luz daba un hermoso color miel, sentí deslizarse su pelo entre mis dedos, su mano en mi rostro y un nudo en el estómago. Sin embargo no había ni deseo ni tristeza ni dolor, simplemente estábamos mirándonos, tocándonos lo justo para cerciorarnos de que no éramos un espejismo.
En algún momento comenzamos a caminar sin prisa, mientras mi cerebro, como en una letanía, repetía cuánto me gusta la curva de su cintura, su voz, sus ojos...y cuánto me hiere la impostura de sus silencios, su distancia y sus miedos. Entonces pasó muy cerca un viejo tren y me quedé mirando las caras de sus pasajeros, personas a las que no conocía y que parecían dormidas. Pregunté en voz alta...¿A dónde irá?, y ante la falta de respuesta, me volví y no había nadie. Entonces pensé, ahora sí con tristeza, que había olvidado decirle algo y por si acaso podía alcanzarla todavía mi voz...grité "te quiero"...justo cuando pasaba otro tren y ahí me devolvió a la realidad la alarma del despertador.

miércoles, 5 de octubre de 2011

ALGÚN DÍA

Por suerte o por desgracia, las palabras son el único bien que puedo compartir, pero también el mejor regalo que puedo hacer a aquellos que quiero -y así lo sienten, creo, quienes las reciben-. Lo sabía cuando Marisol, la mujer a quien amé la mitad de mi vida, me esperaba con un beso tras leer cualquier escueta nota que le había dejado, lo supe cuando al morir mi abuela Aurora, entre sus cosas encontré cada carta, cada pequeño papel, guardados cuidadosamente. También cuando l@s amig@s recuerdan y conservan escritos de hace mil años. Incluso con las nuevas tecnologías, a las que me resistí a apuntarme, pero donde acabé cayendo inevitablemente, también sé quien me lee sin decir nada y esperando que esas palabras, escritas con mayor o menor fortuna, sean suyas. Y sobre todo lo confirmo cada día que mi hijos me piden que deje los libros e invente un cuento sólo para ellos. Sin embargo, en algún momento ya no esperarán mis cuentos por que se habrán hecho mayores, pero les escribiré otras cosas o imaginaré historias para sus propios hijos -si los tienen y si sigo aquí para contarlo-...Así que, efectivamente, este es mi único tesoro, pero a veces no queda más remedio que dejar de regalarlo, cuando esas palabras, paridas a menudo con esfuerzo, tropiezan contra un muro inamovible y, en ese caso, es mejor dejarlas estar, mimarlas y esperar mejores tiempos y que las reciba quien realmente las desee y las merezca.
Algún día tiene que ser el último, o el primero, quién sabe...

domingo, 2 de octubre de 2011

ME JODE

ME JODE la intolerancia, la falta de diálogo, la cobardía, las retiradas a tiempo -a tiempo de qué?-, la impertinencia, el abuso de los silencios y el mal uso de las palabras.

Me joden los abrazos flojos, las palmaditas en la espalda, los besos al aire, la maledicencia, los juicios sumarísimos, los toca pelotas y los pelotas profesionales -los aficionados también-.

Me jode la falta de luz, la permanente indecisión, el insulto gratuito, la política de este país, la soledad impuesta, la compañía forzosa, el exceso de perfume y la falta de agua y jabón.

Me jode la prepotencia, la pedantería, la falta de humildad, la mala educación, las horas punta, tomar el sol, los chulos de putas -las putas, no-.

Me jode, me jode sobremanera cabrearme, así que esta noche estoy jodida, muy, muy jodida. Pero con todo, buenas noches, que la vida no es sólo lo que nos jode, afortunadamente.