lunes, 24 de noviembre de 2014

ME CAÍ, CASI SIN QUERER

Me caigo, sí, me caigo casi por casualidad en las líneas de este blog, el mio. Y mientras el olor a pan recién hecho inunda la casa y hago tiempo..., tiempo, ese del que carezco para algunas cosas, me sorprendo releyendo párrafos sueltos, distantes unos de otros, pero al fin y al cabo, jirones de mi piel que reconozco y guardo para hacerme una bufanda para el cercano invierno.

Soy quien fuí, pienso, aunque no siempre lo sienta.
Soy quien soy, escribo, a pesar de los pesares. De los pesares, de los miedos, de las dudas, de los días y las noches. De las noches de otros y de las nubes de todos.

Soy...un borrón de algún diario.
La luz de algunos ojos
y la sombra de...quizá mi madre.
Soy madre también, en la vigilia y en el sueño.
Torpe, muy torpe en millones de cosas
y razonablemente hábil en dos o tal vez tres...de esas que practico para que no se me olviden -y no es en la bicicleta donde mejor me defiendo-.
Soy "un caso perdido" me han escupido muchas veces y sin embargo, yo, ingenua como siempre, creo que nunca he estado tan cerca de encontrarme.
O no, que todavía falta perspectiva para verlo.

En cualquier caso, escribir así, de latido en latido y sin vergüenza, cuando menos me relaja, porque tampoco hay mucho que quiera contar, aunque seguramente me sobren ganas de gritar, pero así, a golpe de tecla y pantallazo, es obvio que no ha lugar ni resultado satisfactorio o tal vez este sea otro modo de verlo, que no de oirlo y puede que valga como grito. En fin, quede pues como grito, pero a ser posible que no despierte a nadie de sus plácidos sueños, en el supuesto de que quede alguien que todavía sueñe plácidamente...con la que está cayendo.