lunes, 6 de agosto de 2012

RETRATO EN BLANCO Y NEGRO

Hoy voy a hablar sin reparos de una persona que ya forma parte de mi vida, con quien comparto sexo (no siempre) aunque nunca nos hemos encontrado en una cama -lo se, lo se, tampoco es necesario, pero yo se lo que me digo...jeje- y con quien el deseo es tan intenso, tan fuerte, que a menudo roza hasta el dolor. Si no se ha experimentado es difícil de imaginar, pero es absolutamente real.
Alguien que sabe de mi lo que no sabe casi nadie y de quien yo se muy pocas cosas ( las balanzas no siempre mantienen un equilibrio justo), pero que, sin embargo, ha compartido conmigo, casi día a día, lo mejor que le ha pasado en la vida y que yo le agradeceré siempre. Así que hoy, después de una larga charla, me apetece escribir, de algún modo como ejercicio de inmersión en la realizad, pero también como declaración de intenciones.
Se que tiene un carácter endiablado, algunos miedos por resolver, varias cosas a las que encontrar su sitio y un baúl de dudas. También que le gusta besar despacio y la palabra dura en el momento más inesperado. Se que ejerce de borde inquebrantable, aunque luego se derrita al menor gesto de ternura.
Contraviniendo todas las leyes de la cordura y del refranero popular, tiene el mal hábito de hacer granero de un grano de arena o un mundo de un suspiro que cabe en el hueco de una mano.
De corazón blando y muchas capas, más de cebolla que de acero, por entre las cuales derrama mas de una lagrima...Y desaparece, amurallándose en un hondo silencio, que luego rompe, herida de pena, si soy yo quien hace la maleta.
Susceptible, algo perdonavidas, celosa de sus emociones, salvo cuando afectan directamente a su sonrisa vertical. Desequilibrante, imprecisa, terca, absurdamente obcecada cuando menos hace falta....pero se que me quiere, cuando me lo dice y cuando no, lo creo firmemente, del mismo modo que yo también la quiero, sin ningún género de dudas.

PD : del retrato en color que se encargue el tiempo.

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