miércoles, 17 de julio de 2013

QUERIDO PETER PAN

Es tremendamente difícil explicar a un niño que el amor tiene múltiples formas y que dependen, de entrada, de quien sea la persona amada, pero no sólo, también de como somos y como estamos en el momento en que amamos a otr@s.

Los niños creen que no se puede amar a muchas personas y de distinta manera a cada una, como si el amor no fuese como es, infinito y policromático.

Tampoco entienden que, en circunstancias concretas,  menos presencia, menos dedicación ...no significan en absoluto el desafecto o el abandono, porque en realidad, cuando se nos cuela alguien inesperadamente por alguna rendija de nuestra burbuja, en apariencia segura,  inevitablemente todo se descoloca. Tenemos que hacer sitio a un@ más, pero no a costa de sacar a nadie fuera, simplemente reacomodarnos y entender cuales son las diferencias y los tiempos que necesitamos para cada un@. Y cada amor y cada individu@ desempeña el papel que le corresponde en nuestras vidas, sin suplantaciones. Amante, herman@, hij@, madre, amig@s...Las parcelas del corazón deben de estar claras, aunque a menudo nos cueste dejarlas con la trasparencia necesaria y aunque a veces parezca que vamos alejándonos.

En momentos en que hemos sido o somos vulnerables los lazos afectivos se anudan más hondamente, la cuerda acorta distancias, todo mucho más cerca, todo mucho más fuerte y sin desearlo creamos dependencias que a la larga resultan difíciles de reconocer y de romper y siempre, siempre la ruptura se hace con dolor, con miedo, con reproches, con angustia. Sin embargo, si le damos el tiempo suficiente para que las emociones reposen, se asienten y todos nos serenemos...cada pieza de nuestro puzzle vital encuentra por fin su sitio y los niños que somos crecen.



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