lunes, 20 de enero de 2014

...MÁS LEJOS DE LA PLUMA

Cuanto más cerca estoy de la tierra...más lejos de la pluma, jeje, de la de escribir, que no de la otra, por más que los sicarios papales o el mismísimo monseñor Rouco me cuelguen el cartel de enferma, depravada, deficiente o cualquier otro adjetivo denigrante (para quien los suscriba, que no para esta pecadora convencida de lo feliz que es siendo tal cual se ve o se intuye). Y eso, que escribo menos, por falta de tiempo por un lado y porque tengo la sensación de estar escribiendo de algún modo sobre los surcos, en las raíces, en el agua, en el aire. Sin embargo, también recalo de vez en cuando sobre el papel o la pantalla, sin la urgencia ni la necesidad de otrora, aunque sí con idéntica satisfacción que siempre.

De repente se me ocurre que tengo un montón de cosas que contar, pero siento que debo poner un poco de orden más antes de dejarme ir. También sé que tendría que vaciar algunos rincones de mi  misma y respirar hondo luego para volver al frente de guerra, una de tantas, como cada cual libra las suyas, pero no estoy lista todavía...y así, entre col y capuchina, lechuga y puerro, rabanitos, grelos, zanahorias, menta, tomillo y ruda...el  invierno se va escurriendo entre mis dedos llenos de barro -que no cesa la lluvia...- y poco a poco, seguro, iré volviendo sobre mis pasos, aunque en este momento, para aquell@s que me habéis hecho llegar mensajes diciendo que extrañais mi palabrería y mis desconciertos...que valgan estas línea como un beso y un sincero hasta pronto.

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