domingo, 23 de agosto de 2015

EN SU DEFENSA y para ti.



                                     (El hermafrodita durmiente)


Como por fortuna siempre o por desgracia también muchas veces, la lengua está viva -entiéndase "el idioma", que ya nos conocemos...- y su uso y cambios la enriquecen en lugar de desgastarla como ocurre con tantas otras cosas, así que os propongo que vayamos mudando de hábitos y yo, personalmente, emprendo mi particular cruzada en la defensa de un vocablo especialmente denigrado en la lengua cervantina y en otras lenguas, al menos las de esta España corrupta y maloliente.
Señoras y señores: EL CULO. Sí, el culo, al que tanto nos cuesta llamar por su nombre y al que para darle visos de respetabilidad rebautizamos como pompis o culete, por ejemplo. Al que parece que tomamos sólo por una de sus partes y una sola de sus funciones, la más escatológica, es obvio y también vital, que parece que se nos olvida. El CULO al que sólo nos referimos tal cual para dotarlo de carga negativa:
-si algo nos produce hartazgo o nos sobrepasa, entonces sí "estamos hasta el culo"
-si nos aflora el desprecio enseguida mandamos al/la interfect@ "a tomar  mucho por culo"
-si las cosas van mal, "tooodo va como el puto culo"
-si menospreciamos a alguien, "es tont@ del culo"...
Y así un largo etcétera. Pobre culo, que en principio no es más que el conjunto de dos nalgas y cuya función conviene recordar que va más allá de ser el guardián del tercer ojo. Nos facilita la comodidad del asiento, ayuda a mantener el equilibrio en posición vertical, es enormemente sensible a las atenciones e intenciones eróticas y sobre todo, querid@s  mi@s, sobre todo es hermoso. Si lo mirásemos con un poco más de atención, con otros ojos, los dos que sí ven, nos daríamos cuenta de que, con frecuencia, muchos culos son más bellos que algunas caras y mucho más expresivos también o sino ahí tenemos la prueba irrefutable, basta con observar los rostros de nuestros políticos.
Por todo ello y por alguna cosa más que me callo, he decidido desde YA, desterrar de mi lenguaje expresiones tann desagradables y devolverle la diginidad y la visibilidad natural a esta parte de nuestro cuerpo, una más e igual a cualquier otra y sentirme yo misma, siempre, como el mismísimo culo: útil, hermosa, cómoda, cálida, sexi y en equilibrio.
Y por supuesto, os deseo también un día como el culo, redondo y estupendo!!!

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