jueves, 11 de enero de 2018


ME DUELE...

 


Me duele cada mujer muerta y me duele cada vida hecha jirones. Me duelen y horrorizan en igual medida, pero también me revuelven las entrañas los eufemismos... "violencia de género" dicen, sí, de género machista,  leyes que también dicen que cuidan de nosotras, obligándonos a estar vigiladas o escondidas fuera de nuestros hogares, mientras ellos, los de género violentamente machista, campan a sus anchas tras la línea imaginaria de una orden de alejamiento...hasta que deciden traspasarla y mutilarnos, asesinar a nuestros hijos y casi siempre a nosotras mismas.
Cuantas más noticias saltan a los medios, cuanto más pienso en como aumenta el contador de las víctimas, en como nos violan - en solitario o en manada-, en como en lugar de que ellos sean cada vez más nuestros compañeros, son cada vez más nuestros amos y verdugos, más me cuesta contener la rabia. La rabia y la vergüenza cuando algunas "señoras de"o  futuras señoras de (mal empezamos, pero así van todavía las cosas) cómodas y conformes en el más rancio patriarcado, intentan justificar lo injustificable apelando a que ahora parece que "los maltratadores"son más y peores porque en realidad lo que ocurre es que la mayoría de las veces denunciamos falsamente.

Soy madre de un hijo y una hija, y a menudo les miro mientras comentamos con tristeza "una barbarie más" y se me hace un nudo en el estómago, un nudo que es mitad esperanza y mitad inquietud. Esperanza en que hagamos de ella una mujer fuerte, independiente, con los sentidos atentos para no permitir que ninguna bestia la hiera y que pese a todo viva libre y sin miedo.
Esperanza en que el,  también libre y sin miedo, no haga diferencia alguna entre sexos, salvo para elegir -como ella- aquel que más le guste. Que no vaya salvando princesas, porque nos salvamos solitas y que simplemente vea seres humanos iguales y afines con los que andar,  codo con codo, caminos nuevos y más justos.

Pero también pesa la inquietud por todo aquello que no está en nuestros manos...l@s amig@s, cuyos principios obviamente dependen de otr@s, los mensajes equívocos, la publicidad sexista, la escuela con sus dinosaurios, la política con los suyos, el lenguaje tan difícil de cambiar, las leyes que amparan las desigualdades, etc, etc, etc....Fuera hay un inmenso campo lleno de minas que hay que ir desactivando, arduo trabajo y todavía muchas menos manos de las que serían necesarias...Aunque, como buena optimista que soy -a pesar de que a veces no lo parezca-, creo firmemente que llegaremos, empezando desde el granito de arena del hogar...educando, educando, educando....

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