Emociones con vaivén de marea, tardes sombrías y noches en blanco.
Te quiero... y te quiero le responde y sin embargo...siempre un miedo cargado en la recámara.
No dispares, dijo y apretó sin dudar el gatillo.
Entonces mejor...échate a un lado que quiero dormir. pero mañana no me esperes, susurró en su oído mientras sonreía dándole con desgana al abanico y al final, la pregunta quedó en el agua y la respuesta en el viento:
-No vendrás?
-Vendré...si vuelvo.
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