miércoles, 23 de octubre de 2013

DESPUES DE LOS TRUENOS...

Después de los truenos, de los obvios de este otoño y de los otros,  esos de los que sólo yo me entero  y a veces también los que tengo más cerca, la música viene de nuevo a poner dulzura, que no orden, en el caos. Mientras tanto alterno el tecleo de estas líneas con mirarme los zapatos, unos zapatos que en su momento me sugirieron (con tono de prohibición) que dejase de ponerme, a pesar de que me encantaban.

Sí, me gustan  mis zapatos, todos mis zapatos.

Se que suena trivial dicho así, pero no lo es, estos zapatos, en cuanto he vuelto a calzarlos han resultado ser mi particular magdalena (con permiso de Proust), con la salvedad de que yo no he ido en busca del tiempo perdido, sino que el pasado ha empezado a desmenuzarse sobre mi como diminutas gotas de lluvia primero y luego como una tormenta tropical. O sea, no ha durado demasiado, pero ha sido profundamente intensa, aunque nada cálida. Sin embargo, insisto -que soy una terca confesa- en defender que siguen gustándome mis zapatos...y desatándome, aunque no tienen cordones, alguna que otra reflexión, como por ejemplo, el empeño que ponen algun@s en llenarnos de mierda -y no pienso disculparme por la indelicadeza- y convertirnos en quienes no somos o mejor -peor para quien le toque- en intentar que dejemos de gustarnos. Así que (como decía un simpático muchacho en una charla sobre permacultura), EL AQUI Y AHORA es lo que importa y aquí y ahora me reafirmo en el placer de calzarme mis denostados zapatos y en lo mucho que me gusta quien soy apesar de todo.

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