jueves, 20 de septiembre de 2012

TORBELLINO

Pensar, escribir, tomar decisiones, abandonarse, reencontrarse, querer huir y obligarse a permanecer...Hacer listas, la compra, tender, esperar lo imposible o cuando menos muy difícil. Sudar, soñar, hacer las maletas, deshacerlas en otro lugar, subir y bajar cientos de veces la misma inoportuna escalera. Tomarse una caña, otras cinco tal vez, no, no debo, el zumo de cebada no es anestésico suficiente. Un alto!

El reloj no se detiene, la vida tampoco se para y el sol de otoño se enmascara como si fuese julio. Huele a humo, algo se quema y no soy yo o sí. Hay quien me habla de fases, fases?, sí, fases. Bueno, cada cual con sus cosas, pero la luna es igual de hermosa que siempre o eso creo o tal vez sea mi mirada, pese a todo, tan optimista como siempre y ya sé que puede no parecerlo, que para eso ahí está mi tendencia a cierta melancolía, que ignoro si lo da la tierra, el origen o una especie de "no-cordura", que no llega a ser locura medicable, afortunadamente, que tanta exceso de falsa sensatez y equilibrio, no es más que eso, una impostura, un fraude mayúsculo, nadie se libra de su propia e inestable avalancha de emociones, su propio torbellino, que diría ella, quien yo me sé y me callo.

En fin, que no pare la noria, pero que no me/nos distraigan las luces de colores, la música que aturde y el aplauso servil...La carrera sigue, la vida sigue, el corazón late, tu nombre sigue pintado en los muros de mi ciudad, a la orilla de tu río con nombre de novela...Tu también tienes nombre de novela, de una novela que no fui capaz de leer en su día, porque era tristísima, pero a ti te leo mucho mejor, incluso cuando no escribes, incluso cuando estas en otra fase, como la luna.

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