jueves, 3 de enero de 2013

SI ME HACIA FALTA EL MAR

Sí que me hacía falta el mar y no me di cuenta hasta que, de pura casualidad estuve cerca, porque aunque vivo en una ciudad con una bellísima ría, la ineptitud de sus distintos gobernantes la han ido poniendo de espaldas a ella, así que aquí el mar hay que buscarlo. Aunque esté a un tiro de piedra, no lo está a golpe de mirada. Pero sí, sí me acerqué un poco, o sea, al puerto deportivo y durante un breve espacio de tiempo, pero ambas cosas fueron suficientes para hacerme sentir mejor.

Respiré profundamente su inconfundible aroma a buenos momentos y los barcos amarrados en los pantalanes me llevaron lejos, lejos y feliz. Recordé una mañana como la de hoy, hace muchos años, en que después de amar y dormir entre dos barcas varadas en la arena, me despertó el sol en los párpados y el bramido de las olas. Otra costa, pero el mismo océano.

Sí que me hacía falta el mar, sí, la brisa en el rostro y una nueva singladura en el corazón. Ya sólo espero que, también en esta ocasión, buenos vientos me acompañen.




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