miércoles, 10 de abril de 2013

SI, NO, NO SE

No sé si es este el mejor día, que estoy bastante espesita, pero debe de ser la lluvia pertinaz -como aquella sequía de infausto recuerdo-, que no sólo se me rizan más las canas, sino que también se me sublevan los pensamientos. Y es que entre cabreo y cabreo, entradas y salidas, "guasap y guasap" y estomagantes noticias de este país, termino por volver a un tema recurrente en la vida de tod@s, porque una va presintiendo, leyendo o sabiendo por cualquier otro medio de los pseudoamores, pasiones, fantasias eróticofestivas o andanzas simple y puramente sexuales de l@s que tengo más cerca y que en la  mayoría de los casos van precedidos del empeño de ser amor o amores, cuando en realidad tienen más de tóxico que de saludable y/o de ataques agudos -o crónicos, según el caso- de soledad más que de pasión amorosa.

No sé donde leí ni quien dijo -la edad no perdona- que, "el amor que se define entonces no es amor" y supongo que algo de cierto habrá en ello, porque es realmente difícil ceñirlo a una escueta definición y está lleno de matices que varian en función de la persona amada y también de quien ama, pero lo que me asombra y me preocupa es que no sepamos distinguir lo que realmente no lo es y que además insistamos en creer que sin el amor, el amor de pareja, la vida no tiene sentido. Y claro, inevitablemente doy un salto sin red, me pongo al otro lado y me miro a mi misma, que al fin y al cabo soy el ejemplo que mejor conozco y como he estado en las dos orillas, con y sin, he comprobado que enamorada y amada he sido muy feliz, después de desenamorarme y a punto de enamorarme de nuevo también he sido muy feliz y ahora que ni lo uno ni lo otro, salvo por las circunstancias que nos trastocan la vida a casi tod@s (excepción hecha de polític@s, jerifaltes religiosos, banquer@s, gente rica por su casa y algun@s descerebrad@s) y salvo también por motivos de tipo personal y pasajeros, podría seguir siendo perfectamente feliz, sobre todo porque creo que he tenido siempre muy claro lo que no quería y lo he ido evitando, con su componente de suerte también, pero la suerte sola no funciona si no se acompaña de cierto sentido común y en lo tocante a los temas del corazón está visto que se hace innegable aquello de que "el sentido común es el menos común de los sentidos"...y al final una se encuentra con personas que confunden casi cualquier cosa con amor y van de oca en oca y vuelven a columpiarse por que les toca o magníficas personas que se dan de bruces con él y huyen despavoridas porque no podrían reconocerlo ni en el mejor de sus sueños.

En fin, que en malos tiempos como estos, me preocupa que convirtamos en imprescindible lo que debiera ser una parte más de nuestras vidas o por el contrario, pudiendo disfrutar de ello lo perdamos presionando tontamente el botón de la cisterna.

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