jueves, 5 de septiembre de 2013

CON PERMISO DEL DIFUNTO FRAY LUIS DE LEON

"Decíamos ayer"...con permiso del difunto Fray Luis de León y sin cinco años de prisión en medio, porque fue ayer cuando decía que me dolían las manos de tanto pensar y que mi hija se deja las gafas a la hora de dormir para ver mejor los sueños, aunque como se ven realmente bien es en silencio...

Sigo dando vueltas a esta cabeza mía, delirante peonza en los cambios de estación -creo- y reconozco los síntomas que me acechan, soy consciente de que a ratos se me suben los pies a la cabeza y que tengo que tomarme de una oreja y bajarme a la achatada tierra, estrujarla, olerla y pisarla para no perderme o simplemente olfatear como una loba a mis cachorros dormidos y entonces ya la realidad primero me sonrie y luego me abofetea para que de nuevo me coloque la coraza y abandone la cómoda retaguardia de los sueños.

No hay manera de apearse de la guerra.

Las facturas siguen llegando, a los bolsillos le crecen los agujeros, las noticias del mundo en caos no cesan, el país en el que vivo cada vez me gusta menos (el resto de la humanidad también, pero no es precisamente "en el reino de Dinamarca donde algo huele a podrido", es aquí y ahora, en la puerta de la casa propia) y me desespera la desesperanza que leo en cientos de ojos cuando me atrevo a mirarlos por las calles o si oso clavar la mirada en la maldita televisión y sus noticias terribles. Ya no me puede la rabia o cada vez me puede menos y en cambio tiendo a colgarme como un mono de la primera nube que avisto, me da lo mismo cúmulos, cirros, estratos, lenticulares o incluso la fugaz estela de vapor...El caso es que me cuelgo y me aferro largos ratos para asegurarme un tiempo de respiro, unos momentos para renovar las ganas de pelea, que cada vez es más difícil, porque hay batallas que libradas en soledad nacen condenadas al fracaso. Y en cuanto desciendo de las alturas eso es lo que percibo, una profunda soledad, una triste ausencia de manos a las que unirse y tirar del carro maltrecho en que vamos no se hacia donde, pero bueno, aquí sigo, loba cansada, con los cachorros creciendo, amando pese a todo, soñando despierta y dormida, escribiendo con lagunas de silencio sanador y queriendo creer que al final, llegaremos a buen puerto, pero me cuesta, me cuesta...



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