miércoles, 28 de diciembre de 2011

DESENCANTO...

Desencantarse de alguna persona no es nada sorprendente, desgraciadamente ocurre con más frecuencia de lo que sería deseable, pero es mucho peor desencantarse también de una misma, y digo también porque es algo que pasa en algunas ocasiones, unido al verdadero descubrimiento del otro/a, a quien considerábamos importante.

Si encontrarnos con que, una persona a la que valoramos nos defrauda, es duro, se vuelve todavía mucho más frustrante y doloroso asumir que nos habíamos equivocado y que, muy probablemente, hemos desperdiciado nuestro tiempo, nuestra paciencia, nuestro esfuerzo y nuestro afecto de la forma más absurda, que es la falta de reciprocidad.

Para bien y para mal, yo no creo que las palabras se las lleve el viento, escritas y luego borradas, dichas a gritos o al oído, finalmente permanecen en la memoria y acaban haciendo evidente el fraude de quienes con sus actitudes contradicen a sus palabras, o con sus dichos a sus hechos, tanto monta...Y junto al descubrimiento de la impostura, aparece también cierta rabia -en mi caso, por supuesto- al ver con que ligereza y falta de pudor se dicen o hacen cosas, que luego, en el día a día, se desmoronan, hasta que ya no queda nada que nos una a quien quisimos y a quien, ingenuamente, dimos un valor que no merecía. Y si eso ya es suficiente para entristecerme, más aun me apena, cuando sucede, mi poca pericia para "verlas venir" y en lugar de salir corriendo, acabar haciendo, seguramente, el ridículo.

1 comentario:

  1. No te veo mucho haciendo el ridículo. Pero hay mucha gente rareli, eso si. Lo bueno de desencantarse es que luego una se puede volver a encantar. Yo me encanto y me desencanto desde siempre, y aquí sigo. Espero que este año que entra sea encantador para ti. Besos.

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