viernes, 9 de agosto de 2013

QUE VENGA DIOS Y LO VEA

Cuando alguien tiene el valor de decir que ama nuestros rincones, las canas que ya peinamos y las profundas arrugas que nos surcan. Cuando incluso observa con ternura el ceño fruncido o los no pocos ratos de melancolía que nos alejan, cuando guarda silencio en medio de nuestro ruido o pone música a nuestra alegría. Cuando nos espera paciente, ajusta su paso al nuestro y se empeña en mirar la misma línea de nuestro horizonte...Cuando entiende y disculpa nuestras torpezas, cura nuestras heridas con tanto empeño que parece que fuesen sus manos el único remedio. Cuando nos hace hueco en sus espacios y su poco tiempo, nos regala siempre la mejor de sus sonrisas o es su brazo firme el que nos sostiene en los tropiezos. Cuando la vida que lleva a la espalda le da un latigazo, se lame y vuelve a buscarnos o si se nubla pinta el sol que nos abriga. Cuando podemos encontrarla con sólo volver la cabeza...Vaya, si no es amor, como diría mi abuela, que venga dios y lo vea.


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