domingo, 28 de agosto de 2011

DESPEDIDA

A veces es necesario tomar con decisión las riendas del corazón, tirar de ellas y detenerse. Mirarse en el espejo, recordarse, reconocerse y acariciar despacio esa nueva arruga, retirar del rostro esas canas rebeldes y arrancarnos una sonrisa, aunque duela. Aunque duela tanto como un jodido puñetazo en la boca del estómago.

Luego hay que vestirse, calzarse,...hacer el esfuerzo de echarse a la calle y buscarse, por que no hay que ir dejando restos de una misma por ahí...en ese lugar unos versos de Miacovski, más allá un abrazo o los besos que no pudimos dar, las horas regaladas a quien sólo supo hacer con ellas relojes de cuco, unas canciones flotando en el aire o unas líneas que nunca debimos escribir ni enviar...
Con todo ello bien lavado, planchado y ordenado habrá que hacer un pequeño macuto, echárselo a la espalda e irse. Eso sí, sin perder los modales, una no se va jamás de ningún sitio sin despedirse, ni siquiera si la echan. Entonces sí, habiéndose despedido educadamente...ya sólo queda no volver, nunca, a mirar atrás.

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