jueves, 11 de agosto de 2011

MIRAR A OTRO LADO

A la indolencia que me vence cuando la temperatura sube de treinta grados tengo que añadir que todo está dolorosamente gris, menos el cielo, tan azul y tan radiante. Todo parece un poco suspendido en el aire, la indignación, tan esperanzadora, parece haberse vuelto a la poltrona, al silencio de las sombras, y si acaso asoma en algún blog o en alguna reseña triste de un periódico, es de forma tenue, como a media voz, como para no perturbar la siesta general. Hay gente, sin número, muriéndose de hambre, de sed, de enfermedades de las que una creía que ya no se moría casi nadie, pero, seguimos a la sombra, cerveza y abanico en mano, mientras aquí, al ladito, también hay hambre y muchos pierden su hogar y sus trabajos, y el Papa viaja a cargo del erario público, pero nada, "camarero, por favor, otra cerveza"...mirando al mar o a la luna, un buen libro, la cara de alguien amado, pero en ningún caso de frente a la cruda realidad, que podría incomodarnos, herirnos, escupirnos en los ojos la amarga verdad de nuestra evidente falta de compromiso. Y no sé como habrá amanecido el resto del mundo, pero al menos yo, después de escuchar las noticias en la radio del coche, se me ha instalado una sensación de náusea, no contra nada ni nadie, sino por mi...que iba camino de tomarme unas cañas y me he dado la vuelta para detenerme un rato a pensar y luego, espero ser capaz de mover mi cómodo culo de mi cómoda butaca...y dejar de mirar a otro lado.

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