martes, 30 de agosto de 2011

LLOVIA

Una mañana de final de verano se desperezó en su cama, ronroneando como un gato y con la sonrisa puesta. Se levantó y descalza se fue hacia la ventana, la abrió y llenó sus pulmones de aire fresco y húmedo. Llovía.
Extendió los brazos y con las palmas de las manos hacia arriba dejó que se empapasen para luego llevárselas a la cara. Desde niña ese era un gesto repetido y ni siquiera sabía cuando había empezado a hacerlo, pero siempre le producía un sorprendente placer. Inmediatamente se sintió más despierta, pero un regusto amargo le quemó súbitamente la garganta. Fue como tropezar y darse de bruces con la realidad y entonces recordó que había terminado la noche con más cerveza que alegría e incluso con algunas lágrimas, pero sorprendentemente las pocas horas que había dormido habían sido las mejores de mucho tiempo. El sueño había transformado las infelicidades en todo lo contrario...se sintió serena, amó y la amaron e incluso revivió vagamente alguna perturbadora escena de cama..,
Otra vez empapó las manos con el agua de esa lluvia reparadora, las llevó una vez más a la cara, nuevamente sonrió y pensó que..."bueno, al menos había disfrutado en sueños..."Lo cual tal vez sea un triste consuelo, probablemente, pero sería mucho peor no soñar.

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