viernes, 8 de junio de 2012

DESDE EL FRENTE

En algún momento alguien escribía cartas a su amor desde un frente de batalla, sin saber si podría hacerlas llegar hasta sus manos...Y no es el comienzo de una vieja novela ni el argumento de una película en blanco y negro, es más bien un "retrato en sepia" -que sí es una novela- de una sensación amarga. Una sensación que nace de la soledad excesivamente transitada, con demasiado ruido y demasiadas vueltas de tuerca. Y en mi particular e improvisada trinchera...construyo un epistolario a modo de saco terrero que me abrigue y me defienda de según que disparos. No siempre funciona, ya que a menudo me siento profundamente indefensa y con el estómago abrasado de metralla. Sin embargo, el corazón no, el corazón late a veces incluso con rabia, sin las heridas que quizá cabría suponerle. Y ahí sigue, como un tambor enloquecido en los días de espera o en las noches cartesianas, por aquello de mis muchas dudas...

Para esta guerra de cada día me sobran armas,  uniforme o bandera. Aunque miento sin quererlo, que algunas armas sí son necesarias, unas obvias, como la fortaleza o la cordura y otras cuya eficacia es variable, como la paciencia y finalmente, para restañar posibles heridas, más que un arma una medicina: la palabra, a menudo seguramente usada con poca destreza, pero que colocada cual apósito o sencilla cataplasma palia algunos dolores e incluso puede ser un sorprendente antipirético para aliviar ciertas fiebres del músculo cardíaco....

Caray, ahora que caigo " y siempre caigo en los mismos errores", que cantaba Chavela...se me olvidaba que esta carta la he empezado de manera poco ortodoxa y ya no tiene remedio, pero sí la terminaré como manda....la víscera que mande en estas cosas o el alma, si la hubiera o si la tuviera o tuviese, y te diré, amor mío, que la noche en que me faltas, esta y otras muchas noches, te trate con mimo y con ternura, que no me extrañes si no quieres, que no me busques si no te hago falta, pero que te acunen mis brazos desde que cierres los ojos hasta que amanezca y vuelva a darte los buenos días.


Ana.



No hay comentarios:

Publicar un comentario