viernes, 10 de mayo de 2013

RETAZOS DE UN SUEÑO

"... A medio camino entre mi casa -en una plaza de aristocrático nombre- y el castillo medieval que culminaba la única loma de cierta altura, la vieja cárcel, parada obligatoria para recuperar el resuello una vez que ascendía corriendo el primer tramo de cuesta -arrancando siempre desde la concurrida Plaza de Abastos, donde mi amigo Carlos defendía sonriente su puesto de flores- hacia las calles del barrio judío, empinadas y silenciosas, umbrías siempre de puro estrechas".

Así escribí esta noche en sueños, no se si exactamente, pero sí que escribía mientras me imaginaba a mi misma yendo tranquilamente por los rincones de mi infancia, al tiempo que iba hablando con alguien que no consigo recordar. En mi sueño me detenía un buen rato a descansar en la piedra verdinegra pegada al muro de la cárcel, contemplando las rejas oxidadas en aquellas mínimas ventanas que siempre me han parecido tan altas. Luego retomaba el camino hacia la pequeña explanada de la Iglesia donde, siendo como soy de familia católica, me bautizaron, hice la primera comunión, me negué a recibir la confirmación y fui con los años despidiendo a personas queridas que no creí que vería marchar y cuyo recuerdo duele todavía, así que continué ascendiendo, más despacio, ya que la pendiente es mayor, hacia los restos de la primera puerta de la muralla, ya por peor camino, entre zarzas, tierra y piedras.

Llegar a la cima con la brisa en el rostro y contemplar el amplio valle me devolvía a emociones conocidas...ser más alta, más fuerte, más libre. Dibujar por enésima vez el castillo, el monasterio, la casa parroquial, la puerta llena de herrumbre del viejo cementerio monacal y el empedrado del suelo fue como viajar en el tiempo. Respiraba profundo, buscando mi casa en la lejanía, la de mi tía María, las de l@s amig@s...

Me despertó mi propia voz enronquecida y la garganta seca. Un buen trago de agua me devolvió a la madrugada, pero con una sonrisa, aunque en algún lugar del corazón anidase el diminuto pájaro de la tristeza.



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