miércoles, 1 de mayo de 2013

SOBRE LA LEALTAD Y LA PALABRA DADA...

Días dándole vueltas a lo mismo, vicio personal, es cierto, pero es que además me preocupa seriamente la respuesta que tendré que dar a mi hijo pequeño que, en su línea de ponérmelo fácil llegó la semana pasada preguntando por la lealtad y qué era eso de "mantener la palabra dada". De la primera parte salí sin problema, pero ya para la segunda le he sugerido que lo hablásemos en otro momento con más calma y él, que conoce muy bien a esta madre que le ha tocado en suerte, me dijo "ah, ya, vas a pensar en ello primero" y como respuesta le sirvió un revuelto de pelos y una sonrisa. Sin embargo, cuando menos me lo espere volverá al ataque y sigo sin tener muy claro como hablarle, porque no quiero confundirle y tampoco me apetece el recurso manido y falaz de que la palabra dada es un compromiso que un@ asume con otr@ persona y que debe mantenerse siempre, porque como digo, no me parece ni que pueda ni que deba hacerse, del mismo modo que tampoco creo que la lealtad deba mantenerse a cualquier precio.

Esta es una vieja discusión, que como otras muchas, se ha ido repitiendo entre amig@s en tertulias varias o incluso en saraos familiares y siempre, siempre, termino con la mirada aviesa de alguien apuñalándome la espalda, porque claro, me empeño en defender mi opinión en contra de la de la mayoría y a menudo me ha tocado escuchar algunas lindezas que prefiero no recordar, pero que desde luego cuestionaban incluso si yo seré una mala persona, cosa que me hiere, aun sabiendo que no es verdad. Porque no, porque sé que soy buena persona, pero también sé que hay peajes que no estoy dispuesta a pagar, especialmente si afectan a mi dignidad, por manener mi palabra o mi lealtad con nada ni con nadie. Flaco favor me haría a mi misma si no fuese así y eso es lo que no estoy segura de ser capaz de hacerle entender, siendo como es tan pequeño todavía y por otro lado, insisto, tampoco quiero sembrar una idea que luego crezca y se arraigue equivocadamente.

Desde luego, de todo el proceso de vivir, sin duda educar es una de las partes más gratificantes, pero si una es consciente de la responsabilidad que conlleva, es de las más duras y difíciles a las que, al menos yo, he tenido que enfrentarme.

En fin, seguiré dándole alguna vuelta más....



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