viernes, 8 de julio de 2011

MARGARITA Y LUNA ( Este es un cuento para la pequeña Inés, que tiene muy poquitos días de vida)

HABÍA UNA VEZ una ardilla que vivía en el tronco de un enorme castaño, que es el árbol que nos da las ricas castañas y que a las ardillas les gustan tanto. Ahí nuestra amiga la ardilla Margarita -que así se llamaba- vivía muy cómodamente, aunque también podría haberlo hecho en un zapato de mamá, por que era muy pequeña.

Una bonita mañana, mientras recogía nueces y avellanas por el bosque, pasaron a su lado mamá pata y sus seis patitos camino del río y Margarita les observó maravillada.

-Qué bonita familia!, pensó y se puso un poco triste. Ella no tenía a nadie, sólo a su amiga Luna, con la cual hablaba siempre antes de irse a dormir.

Esa noche, después de cenar, como era su costumbre, se encaramó a la rama más alta del castaño y esperó a que Luna se asomase y ésta, en cuanto que la vio, se dio cuenta en seguida de que algo le ocurría, pues la conocía muy bien.

-Qué te pasa, Margarita?
-Nada… Respondió la ardilla.
-Nooooo, pequeña, yo sé lo que te ocurre. Desde aquí arriba lo veo todo…Quieres contármelo?
Margarita la miró fijamente y le dijo:
-Luna, quiero tener una hija, pero no sé como hacerlo…
Luna sonrió con toda su redonda cara.
-Tranquila, sólo tienes que desearlo mucho y sucederá…
-Si, sólo eso?
-Sí, sólo eso, pero debes hacerlo con todas tus fuerzas.

La ardilla, nerviosa, comenzó a saltar de rama en rama y cuando estaba a punto de meterse en su casa, se volvió y lanzó un gran beso a Luna, que ella recibió muerta de risa.

Es su cama, Margarita cerró los ojos y soñó con su deseo, pero por la mañana todo seguía igual, con lo cual volvió a sentirse muy, muy triste.
Al llegar la noche, lo primero que hizo fue decirle a Luna:
-Me has engañado, sigo completamente sola!!!
Pero Luna, con su voz más dulce le respondió:
-Pequeña amiga, te dije que tendrías que desearlo con todas tus fuerzas, pero no que sería fácil. Debes de seguir intentándolo. No te rindas y lo lograrás! Tu esfuerzo tendrá su recompensa.

Así que, la ardilla le hizo caso y deseó cada día tener una hija y mientras ese momento no llegaba ordenó su casa, preparó una cuna, reunió frutos secos y bayas de todos los sabores y soñó, soñó, soñó y soñó con lo que más deseaba en el mundo y una noche, al regresar con la recolecta del día, la sorprendió un extraño murmullo que provenía del interior de su casa. Dejó caer todo lo que llevaba y saltando más veloz que nunca, asomó la cabeza en el interior y pudo ver a una diminuta ardilla en su cuna, jugando feliz con una cáscara de nuez.

Como loca comenzó a gritar:
-Luna, Luna, Luna….por favor, asómate a mi casa..
Luna le dijo:
-Lo sé ardilla, ya la he visto. Ves como lo has conseguido? Y ahora tendrás que pensar en un nombre.
- Ya lo he pensado. Se llamará como tú, Luna.

Y Luna, la gran luna redonda que escucha este cuento desde el cielo, rodeada de preciosas estrellas, se sonrió y pensó…”muy pronto las noches y el bosque se llenarán de risas...”

….y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

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