jueves, 29 de septiembre de 2011

NO SON DE UN PATIO DE SEVILLA

Hay determinadas músicas que obran el milagro de volverme liviana, que la piel se me rejuvenezca, el cabello recupere su color original y el pulso se me acelere como si pudiera regresar, a la velocidad de la luz, muchos años atrás...
Mis recuerdos no son de un patio de Sevilla, que decía el poeta, pero sí había un patio, sí, que permanece enorme en mi memoria y todavía repleto de aromas, entre ellos el del puchero en la cocina de mi abuela Aurora y el profundo olor de los armarios a manzana o a membrillo. También está impreso profundamente, el recuerdo del tacto de las sábanas, en mi cama, la misma cama en que nací -me nacieron...- y en donde dormí hasta hace algunos años, hasta que esa casa se cerró definitivamente, para acabar convirtiéndose en cenizas no hace demasiado tiempo. Sin embargo, no hay fuego capaz de devorar las emociones, los olores, los sabores, los sonidos, los afectos, la niñez que estas músicas hacen revivir...Pero, otro día más, tal vez, no sea que se me cuele por alguna rendija un poco de tristeza...

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