martes, 27 de noviembre de 2012

ellas, yo, los sentidos

UNA VEZ...hace mucho tiempo, amé a una mujer -en realidad fue la primera- de cabello como el cobre envejecido, que siempre vuelve a mi memoria cuando reveo o reencuentro a Gustav Klimt..., como acaba de ocurrirme ahora mismo -gracias Eva Villar, por la foto-...

Una vez...amé también a una mujer de rebelde, largo y castaño pelo rizo, cuyo recuerdo me invade al sentir el dulzor de algunas manzanas o el amargo poso de una sidra...Otras cosas también, pero no es este el momento ni el lugar para contarlo, que no quiero sacarle los colores...

Una vez...amé a otra mujer de larguísima y lacia melena negra, que compartiendo techo varios años llenó mi nariz de olores de hogar y buen vino...

Una vez...amé a una mujer cuyo pelo era de color ceniza -decían, rubio oscuro para mí-, que me dejó impresa media vida de música, media vida de su olor y su sabor y dos hijos...que nunca permitirán que se pierda...

Y por último, por hoy...una vez -y de esto ya no hace tanto- amé la voz de una mujer de la que, no sé si en otro momento tendré algún recuerdo más tan vívido y dulce como el de aquella mañana en que nos hablamos por primera vez.

En fin, que me encanta mantener todos los sentidos para no olvidar a ninguna.




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