miércoles, 27 de febrero de 2013

BALANCE ANTES DE MAYO (por etapas): primer jirón

Nació un día de primavera, camino ya de medio siglo, por la tarde, seguro que, conociéndola, sería después de la siesta, aunque habría que preguntárselo a su madre, en un lugar pequeño con temprana carta de ciudad y castillo, río portador de espesas nieblas, muralla y judería.

Creció como tantos niños -cada vez menos- entre una plaza y el campo y a las horas del alimento y el sueño...en la que fue su casa, ya entonces centenaria y hoy solar vacío, fruto de las llamas un mal verano no hace demasiado.

De infancia básicamente feliz, de la que conserva más dulces recuerdos que cicatrices y casi ninguna  profunda, cientos de dibujos y los primeros pobres devaneos con la lengua de Cervantes; precoz adolescencia y amig@s que lo han seguido siendo hasta la madurez -al menos aquell@s que fueron mejores jinetes y pudieron apearse del caballo antes de que éste corriera desbocado por sus venas...-, desde la meseta, en la vieja estación de Príncipe Pío perdió la cuenta de los trenes que la llevaban hacia el norte y el propio norte, perdió la cuenta de los días y un amor en plena efervescencia...Pero allí la atropelló la movida de los ochenta....de mostrador en mostrador y de noches a madrugadas sin descanso.

Los primeros veinte la encontraron en un ático, encaramada en un tejado -literal-, mirando una de las ciudades que más ha amado..."cidade de pedra, cidade amada"... Sí, pétrea, húmeda y bella...donde nunca o casi nunca existió el riesgo de perecer, en caso de terremoto fatal, en la tibieza de su cama. Quizá fuese el nombre de su calle, la del Olvido, que así se sigue llamando, creo, lo que la impelía a olvidar, con tozuda frecuencia, el camino de vuelta..el Villar, el Franco, la Herradura, Bonaval, Sar, la Quintana, las campanas, el campus, la biblioteca de Historia, el vino, Galeras, Arrepentidas..., San Martín Pinario...y un largo etcétera de nombres...de personas queridas...de horas insomnes...de aprendizaje...de vida comprimida, exprimida, disfrutada y añorada también, algunas veces...con el correr de los años. Ciudad a la que los pies y el corazón la devuelven periódicamante, a reencontrarse y recordarse.

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