viernes, 22 de febrero de 2013

NO "MAS MADERA"

Con que desalentadora frecuencia nos equivocamos en nuestros juicios, en la percepción de lo que ocurre a nuestro alrededor, en la  interpretación de las señales que nos llegan de otras personas, en la creencia, no siempre justificada, de que podemos leer entre líneas, escudriñar los gestos, las palabras, los silencios de los demás como en un libro abierto y se nos olvida que son nuestros los ojos que ven, nuestros los principios en que basamos la lectura y nuestros también los motivos ocultos que les atribuimos. Jugamos, como si ello fuese inocuo, con la generalidad, los lugares comunes, la experiencia, pero la propia, que es de la que más firmemente aprendemos y al final nuestra vara de medir es eso, la nuestra, que no tiene porque coincidir con la de nadie más... Y ahí es donde empezamos a errar, sobre todo porque esta especie nuestra se empeña en la opacidad, en no dar pistas o dar las menos posibles e incluso invierte energía y tiempo en las más variadas imposturas, como si la verdad, el ser de verdad, trasparente o al menos traslúcido, fuese un horror insufrible y un error que no podemos permitirnos, cuando en realidad, si hubiese que adivinarnos menos, si nos precediese la claridad, nadie se vería obligado a traducir, interpretar, suponer, conjeturar...arriesgar y equivocarse...



Yo hoy no gritaría "más madera", sino más luz, mucha más luz.

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