miércoles, 13 de marzo de 2013

PUEDO, SI QUIERO

No es tan difícil hacer olas a medida ni puentes con las manos, que también de besos se hacen escaleras a las nubes y con abrazos abrigos que pueden abrigar toda la vida.

De hecho, alguna vez empedré de palabras un camino a ninguna parte y un par de atajos que me devolvieron a casa cuando me perdí, aunque es verdad que entonces era más joven y ahora que me pesan las canas y los cuentos sin princesas, la ingeniería no es lo que más me apetece. Sin embargo sigo  haciendo trenzas para mi hija cuando el sol de invierno se cuela por la ventana y pistas de carreras para el pequeño con el rastro de mis lágrimas...e incluso soy capaz todavía con mis malos humos, de fumadora reincidente, de conjurar la lluvia en días de verano.

No es difícil, aunque tampoco sé de que depende, pero si sé cuanto me conforta hacer fotos sólo en mi retina y compartirlas por escrito, alfombrar las calles de luciérnagas que corren como coches, tomar trenes que siempre salen de madrugada y van hacia el desierto o esconder el arco iris en mi vieja caja de pinturas. También puedo dibujar con tinta invisible corazones irrompibles o romper con una mirada el muro de algún miedo... Y es que puedo, puedo...que tampoco es tan difícil, si quiero.



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