domingo, 1 de mayo de 2011

ANA (bis)

(19 de marzo de 2011)

Cansada de la lenta y monótona marcha de los días, asió con ambas manos las agujas del reloj y , después de colocarlas en las tres en punto, las lanzó con fuerza hacia el cielo, hiriendo sin querer a una pobre nube que al instante dejó caer en torrencial lluvia sus doloridas lágrimas y ella, arrepentida por su torpeza, dócilmente, se dejó empapar.
Pasados unos interminables minutos, cuando el sol, siempre divino y caprichoso, se aproximó por su espalda, vació rápida los bolsillos y puso a secar las húmedas palabras que guardaba...y se fue silbando aquello de..."que veinte años no es nada..."

....la tonada terminó como acaban siempre estas cosas, xq el oído. desobediente, se va persiguiendo el trino de un pájaro o el ronquido sordo de un viejo automóvil, y sin apenas darse cuenta ya el manto liviano de la noche abrigaba sus ensueños. Miró la cara redonda y brillante de la luna, apartó un rizo rebelde de la suya y le dedicó una sonrisa, no a la luna, sino a un amor lejano y descortés que, como tantas noches, la dejó esperando...

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