martes, 10 de mayo de 2011

MI DUEÑA

Insomne trashumante, de una cama a otra cama, de un sofá a la butaca, con un libro por empezar bajo el brazo y la ojera marcada, delatora quizá de algún nocturno y alevoso placer solitario. La conozco bien. Nos conocemos. No en vano hemos compartido amor, amantes, bautizos y entierros, viajes y desventuras, inviernos, otoños, primaveras y veranos...Sí, la conozco desde siempre,como a mi misma, por eso en sus horas bajas ahí me tiene, a sus pies, sin desfallecer ni un instante, aunque he de decir, en honor a la verdad, que tampoco la abandono en las alegrías...porque ella es mi dueña y yo su sombra.

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