lunes, 30 de mayo de 2011

SIN EMBARGO

"Hay que pararse, reflexionar". Se dijo, mirando al mar misterioso, constante y profundo.
"Sí, detener el reloj, mirar en el interior...Decidir". Todo ello mientras caminaba descalza por la arena húmeda y fría una tarde gris.
"Decidir"...Como si fuese tan sencillo! Como si el corazón pudiese atender a las razones tan elaboradas que estaba dispuesta a darle..."Decidir hacer un alto, echarse a un lado, guardar silencio"...Demasiadas emociones acumuladas, ni una palabra, ni una sola dicha o escrita a la ligera...le pesaron hasta el punto de convertirse en una sensación física de cansancio, que la obligó a sentarse en las rocas. Entonces miró a lo lejos, todo lo lejos que sus ojos fueron capaces, hasta que el mismo mar brotó lentamente de ellos, empapando los buenos propósitos y dejando que la duda, pertinaz, se instalase de nuevo en sus pupilas de camino a casa, a una casa vacía, una cama vacía, en una noche de domingo vacía y sin embargo, nada podría borrar una súbita sonrisa. Sólo ella sabía lo que escondían sus bolsillos...una pequeña concha, una canica y un sueño. Metió en ellos sus manos y siguió caminando...

No hay comentarios:

Publicar un comentario